A flor de piel

Jamás olvidaré cómo, tras ver aquella película de Marvel, empezaste a besarme con tu habitual delicadeza. Juguetona, cariñosa, dulce… eras cómo un hada cruzando un lago bailando sobre nenúfares, siendo mi piel el agua y las hojas suspendidas, son mis labios. Te gusta la sutileza, y la empleas con un monstruo dormido como yo, intentando despertarme con todas tus fuerzas, mientras estoy en calma y casi hibernando. Me encantó ver tu cara de sorpresa cuando por fin conseguiste despertarme violento y rabioso, y tu mirada entre asustada y feliz asumiendo que ya no podrías controlarme, y que no te quedaba otra que sucumbir a mis deseos y hacer todo lo que yo quisiera.
Con un rápido gesto te incorporé del sofá y te ordené que miraras por la ventana. Intentaste pedirme que fuera más despacio con la mirada, pero tenía que enseñarte que no debes despertar ciertos instintos si no estás preparada para el resultado. Desabroché tu pantalón y lo bajé, junto con tu ropa interior, dejándolo a mitad de tus muslos. Te fuiste poniendo en esa postura en la que, con el culito en pompa, estás a la altura ideal para mi propósito. Entonces subí el jersey y la camiseta para desnudar tu espalda y disfrutar de esos tatuajes que tanto me ponen, dejando ambas a la altura de tu cuello para poder agarrarte con fuerza de ellas cuándo así se requiriera.
No tuve que preparar el camino con mi boca, pues sentía tu temblor húmedo instantes antes de embestirte para escuchar un delicioso grito, mientras me deleitaba al borde de la locura y el más extremo placer, y con mi mano lentamente paseaba por tu espalda desnuda para disfrutar de cada poro de tu piel erizado tras recibirme, y viendo cómo agachabas la cabeza gimiendo y sonriendo, dejándome claro lo absolutamente mía que eras en ese momento perfecto.
 

Foto de cottonbro en Pexels
 

También te podría gustar...

PHP Code Snippets Powered By : XYZScripts.com