Mi blog cumple 20 años

Hoy, hablando de mi blog, comentaba que llevo con él 15 años… y al venir a comprobar en su historia, la fecha precisa, me he dado cuenta de que ya son 20 años contando historias y compartiendo desvaríos, y que no lo había celebrado. Hace nada celebraba un nuevo cumpleaños, pero celebrar los 20 años de blog… es algo importante, no conozco muchos blogs tan longevos, entre otras cosas por ser un formato en declive, ante unas redes sociales que son algo muy diferente… mucho más artificial y deshonesto, de lo que puedan ser estos textos qué más o menos afortunados, salen del fondo de un hombre y su alma.

20 años narrando sentimientos y creciendo con él.

Al principio incluso hablaba de los amores que me desgarraban el corazón, en aquellos días en que la cordobesa recibía elogios y piropos a través de los diferentes posts, que yo luego esperaba intercambiar por besos. Luego aprendí que es mejor dejar las relaciones en casa y aquí hablar de corazón, siendo sincero, aunque sin nombres. Mi blog nació como refugio ante aquella sevillana-malagueña que fue mi primer amor en mi llegada a Madrid, y que me enseñó tantas cosas, entre sudores y lágrimas. Después pasaron otras personas que dejaron sus huellas, unas más bonitas, y otras más difíciles de sobrellevar. Todas sirvieron para que por mucho que me esforzara, suspendiera una y otra vez la asignatura del «dejar ir», esforzándome pero consciente de que tan solo podría aprobarla copiando. Pero ¿qué remueve más que el amor? Casi todo tiene que ver con el amor.

La falta de amor, crea monstruos, grandes dictadores que luego matan judíos, que luego matan palestinos. Crean incomprendidos frikis que ponen nombres a sus hijos como X Æ A-12 para demostrar que no son tan geniales como quieren hacernos creer.
El tiempo atenúa las grandes heridas. Recuerdo lo mal que lo pasé hace años, pensando que nunca superaría la locura vivida en aquella casa de madera, dónde una mujer y sus 4 hijos me enseñaron tanto de paz y equilibrio, de cordura y límites. Pero todas las lecciones parecen nimias comparadas con la última… algo que sigo teniendo presente cada día, y que me llevará un tiempo más tener bajo control. Qué malo es no poder tener una relación cordial que te permita hablar y entender, que te permita expresarte y sacar lo que llevas dentro, limpiar. De nuevo lecciones de aceptación y crecimiento, de avanzar sin necesitar para ello poner verde a la otra persona, a la que poco podrías reprocharle. Es curioso cómo de aquello que más presumimos, es de lo que más carecemos. Si presumes de dialogar, dejarás de hacerlo cuándo más falta haga. Si presumes de honestidad, te estarás mintiendo, sobre todo, a ti mismo. Si presumes de honor… es que sabes seguro, que careces de él. Y si presumes de ser buena persona… es que quizás, no lo seas. Lo he visto una y otra vez.

📷 Imagen de Markus Spiske en Pexels (Thanks!)
 
¿Alguna vez os ha dado la sensación de que yo presumiera de algo? Porque además de besar cómo los ángeles, no creo que pueda presumir de mucho más (es brooooooma). Recuerdo que hace mucho tiempo, viviendo en Galicia, tuve una amante, mucho mayor que yo, que elogiaba mis maneras. Yo siempre le ponía dedicación y pasión, pero tenía una seria falta de conocimientos, y sobre todo, por aquella época, aún no había comprendido que cada persona es un libro nuevo, en el que escribir, y el que leer con amor y calma.
Ojalá pudiera rebobinar mi vida unos añitos y hacer las cosas un poquito bastante mejor.

Siento muchísimo el daño que pueda haber hecho en mi viaje a personas que no lo merecieran, por supuesto, nunca ha sido mi intención. Supongo que es la vida, yo también he sufrido mis heridas, y no siempre las merecía, pero que eso no sirva de justificación.
Agradezco a este rincón el haberme permitido expresarme y desahogarme, me ha ayudado mucho a mantener mi relativa cordura.
Gracias de verdad a los que seguís todavía, habiendo recorrido tanto trecho… y espero estéis todos bien.
Somos el recuerdo que dejamos, los besos que damos… y ese polvo que se llevará el viento bien lejos, para comenzar un desierto que sirva de origen a un oasis.
Gracias a quien me ha regalado en este tiempo, una caricia, un abrazo, un racimos de besos, una conexión esporádica, o una irrompible, un sueño compartido que acabó roto… y sobre todo, gracias a quienes saltaron de los párrafos al mundo real, para compartir tiempo y espacio conmigo. Un abrazo enorme.

Siempre adelante.