Red de mentiras

Una vez dijo Nietsche:
«Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti.»
Y habiendo pagado el precio y sufrido el castigo, me perdí entre la mirada que abría todas las ventanas de mi alma y los labios que encendían mi más ardiente deseo, y en ese rincón que para mi, era paraíso, nació una duda.
La unión titubeante no se solidificaba con la dedicación y el cariño, asediada por los secretos que tus inseguridades tapaban con una manta, y por más que yo quisiera creer, algo ataba mi cordura a esa duda, al escalofrío que le decía a mi piel que aquel camino, antes o después, sería una carretera cortada.
Miraba hacia otro lado, echaba un velo sobre mis miedos, daba pasos sin mirar al suelo.
Y de nada sirvió la tregua en la que derrotados sucumbimos a una verdad absoluta como única opción. Las mentiras son fáciles, y sólo comprendiendo su esencia puedes intentar dejarlas de lado, solo sufriendo de verdad y sin rencor su dolor, puedes aceptar tu culpa y evitarlas en tu mañana.
Según pasaba el tiempo, la bola de nieve fue creciendo, y mi última mentira fue mi silencio.
Entre nuestros dedos se escurrió la arena de nuestro tiempo, y con mi última brisa, levanté mis alas casi sin vida para que el viento me llevara a lugar seguro, donde curar mi alma, dónde cerrar heridas, donde intentar perdonarme por haber olvidado, que araña y mariposa no pueden compartir cama y corazón.
 

 
En la red de mentiras que tejiste convirtiendo mi alma en cenizas, murió una de mi vidas para permitirme comenzar otra. Tu te quedaste atrapada en tu propia red, sin salida ni enseñanza, atada por tus propios hilos que limitan tu forma de ver el mundo, haciéndote seguidora y creyente de tus realidades inventadas, no aceptando la verdad que tus ojos no ven, que tu alma sabe, la que tu mirada esconde.
Llevado por mi cuna de viento aterricé en una cueva dónde próximo, podía escuchar y sentir el mar.
En la oscuridad encontré paz, y un camino hacia la luz.
Una vez muerto, fui libre.
Y pude, en la verdad, volver a empezar.

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6 Respuestas

  1. «una vez muerto, fui libre» qué gran frase!!!

  2. Tegala dice:

    «araña y mariposa no pueden compartir cama y corazón». Grandioso KATREyuk!!! Que hermosa es tu prosa… me fascina y enreda.

  3. Shubhaa dice:

    Como dice el maestro Serrat, nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Gracias por permitirnos compartir tu arte.

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