Joaquín y yo

Ayer me puse a escuchar a Sabina y sus Viceversa en aquel legendario disco en directo de 1987 y las sensaciones se mezclaban en la encimera de mi alma como su estuviera haciendo una purrusalda con las cosas más dispares. Pensaba en el Maestro Joaquín, y me da pena no haberlo conocido en persona nunca, aunque he podido disfrutar más de una vez de Panchito Varona, y Olga de Román, y el gran Gabino de Diego, tan parte de su música como el propio Sabina. Luego recapacité convenciéndome de que seguramente, poco tiene que ver la persona que yo podría conocer, con el compañero de aventuras que me dio mil consejos con sus letras y con el que hice mis viajes, pues lleva acompañándome toda mi vida. Joaquín ha sido mi amigo imaginario, el que me felicita en mis victorias, el que se ríe de mis derrotas y se burla de los momentos que te avergüenzan por mucho tiempo que pase. Así que dejaré de lado al Sabina de carne y hueso, no sin cierta nostalgia, pero a veces es mejor saber dejar ciertas cosas donde están, y llevarte un recuerdo perfecto de alguien que ya no podrá empañarlo.

sabina

Parece una tontería, pero se pueden aprender mil cosas de las letras del cantautor jienense, a lo largo de mi vida, me he cruzado con muchas aves de paso, y Joaquín me enseñó que hay que tener un muy buen motivo para no levantar una falda, y la vida a su vez me enseñó lo doloroso que puede ser hacer algo así cuando el precio puede ser una cicatriz en alguien que quieres, o pierdes. Vivir en el número 7 de la calle Melancolía no siempre es la mejor opción, y me cuajó más una cita de un político británico que reza «Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá«, es bonito pasear por los recuerdos, pero sin olvidar que los cambios de sentido y las elecciones tuvieron su motivo, la conciencia y el corazón suelen olvidar esas cosas, y solo la razón y la buena memoria evitan la culpa por las intersecciones perdidas. He recorrido ciudades y pieles en mi caballo de cartón, unas veces con la sonrisa intacta, incluso dejando huella en otras vidas, y en otras ocasiones, sin más fuego ni brasa que la necesaria para mi propio optimismo y la esperanza de un sueño que se dibujaba tan irreal como lejano.

Hay más de cien(mil) motivos para vivir y ser feliz, besos tatuados, orgasmos que esperan su momento y lecciones que no olvidaremos a la tercera, autobuses con un asiento reservado, frascos de optimismo donde menos lo esperas, verdades que escuecen, recuerdos que huelen, y cuando llegues a la autopista hacia el cielo, jamás olvides que ha sido a la vez un viaje cojonudo y una broma macabra, pero maravillosa.
 

 
 

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3 Respuestas

  1. Bego dice:

    A mí Sabina me hacer recordarte! No por poco te dio el nombre al blog!!

  2. Tania dice:

    Sabina es y será de la familia. :)
    Es una gran parte de ti y tus letras.

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