La triste Fábula de la chica en la burbuja

Una vez conocí a una chica estupenda,
llena de vida, pasión y belleza,
y hace casi tres lustros y un día,
y el azar y el destino quiso hacerla amiga.
 
Al poco tiempo,
conoció a un chico
con el que empezó algo ilusionada,
hasta que él quiso acomodarse en su almohada,
y dejar de cuidarla, de luchar por ella,
creyéndola conseguida y suya,
haber cruzado la meta.
 
Ella aceptó aquello al verlo opción segura,
y se acomodó en una burbuja de cristal,
pues cada vez que salía de ella veía a un lobo,
de los muchos que cazan bellas doncellas,
y volvía a meterse dentro, sin ganas de salir,
aceptando su príncipe a medio desteñir.
 
Yo intenté explicarle día sí y día también
lo hermoso que era el mundo, lo mucho por ver,
que hay abejas que asustan, pero también la miel,
que compensa ser libre aunque arañes tu piel,
pero no conseguí hacerle entender
que incluso estando en casa te puedes perder.
 
Una mañana me encontré lleno de heridas,
magullado en mi batalla por hacerle ver,
y no sin dolor tuve que entender,
que hay batallas que no se pueden vencer.

El otro día me crucé con una historia escrita por ella,
no le gusta salir de su prisión,
pero con palabras sobrevuela el mundo con atención,
busca cosas para recordarle que está viva…
pero sigue con su grillete, sigue cautiva,
de un amor no correspondido,
aceptando un amor todo herida,
por miedo de salir al sol
y quemarse su piel albina.