Dame tu voz (Parte II)

Primera parte

Mis ojos aún no podían creer lo que estaba viendo, me había quedado petrificado y una idea empezaba a ganar enteros entre mis pensamientos: estaba claro que aquello era un delirio.
«- Tú eres tu mejor salvavidas, y lo sabes.»
Y no pude evitar mirar aquellos ojos y desmoronarme entre lágrimas, mientras balbuceaba un confuso «Lo sé, lo sé.» Toda mi tristeza parecía tener que abandonar mi cuerpo siendo exiliada. Y prosiguió:
«Solo has llegado hasta aquí para medir tus fuerzas, para conocer tus límites» – susurraba aquella voz – «para conocerte un poquito más. Del mismo modo que del negro más profundo nace el blanco, de tu aparente final surgirá ese principio que necesitas para ser capaz de sentirte más pleno que nunca antes.»
Seguía inmóvil, indefenso y roto. Tan solo me quedaban fuerzas para escuchar.
«¡Qué tus cicatrices te hagan fuerte y te recuerden las batallas a las que sobreviviste!» – dijo, y extendió su mano para acercar una uña a mi piel y hacerme un profundo rasguño en el brazo, una V cargada de simbolismo, de victorias y derrotas, y sobre todo, de nunca jamás darme por Vencido.
Con voz apaciguadora, prosiguió: «Y ahora, con todas las fuerzas que has ahorrado al permitirte caer ¡Levántate con coraje y feroz pasión! Mientras vivas… serás inmortal, y ahora que empiezas a comprender que la clave no es una huella o un reflejo, sino participar del todo, contemplar el baile, aprende a saborearlo y saca lo mejor de él.»
Y cómo ya había realizado mi última sonrisa dedicada a ese ángel que habita mis sueños, aquella no pudo ser sino la primera, de nuevo. Le dediqué a mi viva imagen, justo delante de mi, una mueca con olor a amanecer. Aquel ser que tenía delante, era lo mejor que había visto al fondo del espejo, materializado en carne y hueso, más joven que yo y con mis mismos ojos. Sin lo peor de mi, él era todo dulzura y representaba la mayor calidez que yo había intentado ofrecer al mundo sin demasiado éxito.
Cogió una caja de cerillas, y encendió una.
«Levántate y anda.» – murmuró, y arrojó la astilla llameante para rodearme de un fuego que cuando entró en contacto con mi piel dolía menos de lo que había imaginado. Y ardí, desde dentro hacia afuera.
 
Entre sudores me desperté acurrucado en mi nórdico, angustiado y tranquilo a la vez.
Volví a llorar como si nunca lo hubiera hecho antes, mezcla de felicidad y dolor.
En mi brazo, una «V» aún sangrante, me recordaba el camino.

 

This amazing image is taken from Stockvault. Called «Angel«, a masterpiece by Didi Supardi (Thanks)
 
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3 Respuestas

  1. Bruma dice:

    Fantástico. Me ha encantado el desenlace! :)

  2. Bruma dice:

    Que bonito es mirarse de nuevo en un espejo limpio.
    Que 2012 venga cargado de historias y palabras!
    (perdona q duplique el comentario, me habia sabido a poco!)

  3. Tegala dice:

    Fantástico!!! Me reservé la primera parte para leerla con con la segunda. Qué maravilla, qué bien escrito!! «Mientras vivas…serás inmortal…» qué sabio y cierto…

    Un abrazo y feliz 2012!!

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