Extracción de momentos

Hay días, como estos últimos, en los que le doy más valor que nunca a esas pequeñas cosas que aparentemente insignificantes, son la clave de nuestros momentos más felices. Abrazar a quien quieres, un momento de calma tras el trabajo bien hecho, el esperado capítulo de tu serie favorita, una bebida que te revitaliza cuerpo y alma, preparar con ilusión los regalos que llevar al hogar familiar en tu viaje, sentirte bien contigo mismo mas allá de espejos y miradas ajenas.
¿Qué permite poder disfrutar de estos pequeños tesoros? Pues algo tan sencillo, como su ausencia. Ese equilibrio que los chinos convirtieron en un símbolo que socialmente se destiñó como tantos otros símbolos que para una gran mayoría, son palabras huecas. «Carpe Diem», «Ying y Yang», «Be the water»… las palabras son tan solo sonidos, y el significado o la enseñanza será lo que podamos extraer de esas palabras que no podamos explicar con las mismas.

Escribo estas líneas desde una etapa de calma en mi vida, mirando hacia atrás soy capaz de ver momentos felices en los que me he sentido pleno, otros en los que creía estar cruzando un infierno. Es fácil hablar desde la calma, lo sé, no era fácil consolarme cuando el mundo se me caía encima o un corazón roto amplificaba los males de mi universo, pero siempre he encontrado fuerzas en mis seres queridos para levantar la cabeza y mirar al frente, esa maravillosa frase de “Si vas a través del infierno, sigue caminando…” sintetiza bien ese sentimiento, emplear los tiempos de calma para aprender y hacerte fuerte, y ponerte a prueba cuando la vida te encuentre descuidado… y sentir entonces que nada de lo aprendido es suficiente para sobrevivir, pero seguir respirando, paso a paso, coger aire, recuperar fuerzas, aprender… y levantarte, para seguir aprendiendo a vivir, el noble arte de extraer del presente esos pequeños y efímeros momentos que te darán energías para lo bueno, y lo malo, el resto de tu vida.

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Porque en una vida sin contrastes careceríamos de sentimientos,
solo el vacío neutral de un mundo sin sabor,
y podemos aprender a apreciar todos los sabores,
haciendo que cada momento tenga un poco de todo,
en su ausencia, o en su presencia.

Carpe Diem