Cómo enfrentarse a un día oscuro

Uno de mis superpoderes es el optimismo. Fue un regalo de una relación que tuve hace 13 años y que dejó una semilla que creció, una idea que se convirtió en realidad, en la de ver el mejor lado de las cosas, ver siempre el lado de la luz, del color y de la vida, no dejarme llevar a pozos sin salida. Pero incluso con mis superpoder, no es posible vivir allí siempre. Hay baches en los cuales no le ves sentido a tanto esfuerzo, a tanto amor entregado en vano, a un mundo a veces tan mediocre y falto de algo o alguien que eviten que te sientas solo, esa soledad tan inevitable como humana… ese vacío tan profundo cómo inútil.
Hoy (y esto es un post programado, por lo que en realidad, quiero decir… el Sábado 15 de Octubre), me siento así.
Ayer me dejé llevar por mis legendarios mojitos y uno de esos momentos con amigos que te gustaría fueran eternos. Partidas a un videojuego que me encanta en los que estando 3 estamos todos, y nos enfrentamos a otros tríos por el honor y la gloria. Momentos de risas y gritos, de victoria o derrota, pero pasión y saturación de color. Tras ellos, el gris mágico de Sandman, ejerciendo de refugio para pasar una buena noche y poner rumbo al mundo de los sueños con más motivación que nunca, deseando estrechar la mano del gran Morfeo mientras doy paso a una curiosa selección de aventuras.
Y hoy… supongo será la resaca, pero no acostumbrado a ella, me siento como si tuviera un manto gris sobre mi.
Mi corazón está hecho un ovillo en una esquina y mi cabeza ni tan si quiera es capaz de balbucear para calmarlo, ni tiene ganas de intentarlo. El tercero en discordia, mi alma, es cómo un ordenador sin WiFi incapaz de conectar o entender qué está pasando. Y luego está esa agotadora cualidad de no querer molestar a nadie, y preferir guardarme para mi el estar en este pozo sin cielo ni Luna. Por lo menos soy capaz de dibujar en un blog cómo me siento, y haré de ello el comienzo del ascenso. Primero me vaciaré, limpiándome lo que pueda. Luego me daré una ducha que revitalice mi cuerpo y despierte un poco mi alma. Y luego… haré algo útil, cómo ordenar armarios o limpiar algo. Haré cosas que me haga sentirme bien mientras uno deja de llorar, el otro se activa y el otro se despereza.
Si no tienes energías para volar… repta.
Si no tienes ganas de nada… haz cosas que celebrar, cuándo tengas ganas de todo.
Pasito a paso se suben incluso las montañas más altas…
… y no tardaré en recordar que la vida puede ser maravillosa.
 



📷 Imagen de Franco García en Pexels

 

 

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