¿Prefieres una dulce ficción o una cruda realidad?

Hoy reflexionaba sobre temas religiosos y me vi ante una metáfora muy curiosa. Pensaba que el dilema espiritual, esa compleja elección personal de creer o no en Dios en sus diferentes formas, a mi me recuerda a esa legendaria escena de Matrix en la que Neo debe escoger de entre dos, una pastilla: una, la roja, le revelará la verdad del mundo, una cruel y dolorosa, pero totalmente honesta, liberándole de la esclavitud mental a la que está sometido… la azul, sin embargo, hará que permanezca «dormido», aceptando la ficción generada por ordenador como la verdadera, feliz en su ignorancia y contento en una cómoda prisión basada en la ignorancia, una realidad generada por un programa muy sofisticado. Esta legendaria escena está inspirada por «Alicia en el país de las maravillas«, de Lewis Carroll, cuando su protagonista debe escoger entre dos pociones, para continuar su aventura o volver al mundo en el que vivía.

Si trasladamos este mismo dilema a la religión…

La píldora azul, en este caso, sería la fe en la religión, pensando en la católica, pero igualmente válido para otras. Puedes pensar que si eres bueno, irás al cielo, que si cometes un pecado, se te perdona con la oportuna penitencia, o sino vas al infierno, puedes aferrarte a creencias… sin preocuparte de hasta que punto pueden ser ciertas o no. Crees en algo porque te lo cuentan, no basado en tus conclusiones propias. ¿Eres bueno por elección propia o por temor a un castigo? En cualquier caso, crees en Dios y que él es la respuesta a muchas de las preguntas que durante siglos la humanidad se ha hecho.

La píldora roja, en este caso, es la verdad, sea cual sea, si un día hay pruebas de que existe un Dios omnipresente y poderoso, el científico será el primero en arrodillarse, pero para ello necesitará prueba tangibles, algo que por ahora… no hemos visto, aunque algún católico me haya dicho que las hay. La verdad es única, quizás no podamos comprenderla ni verla jamás, pero no por ello deberíamos dejar de buscarla, siendo justos con los demás, los buenos valores no necesariamente son «cristianos», podemos ser buenos por educación social o por bien común, aprendiendo que sumar a los demás te enriquece a ti más que a nadie.

Definiendo ambas píldoras dejo claro del todo cual sería mi elección ¿no? ¡Roja forever!
Y lo importante, según lo que he vivido, es ser feliz escojas la píldora que escojas, pues para mi lo más importante es tratar a los demás como te gusta ser tratado, ser justo, respetuoso y buena gente… y hacer las cosas lo mejor posible dentro de la estupidez que todos exhibimos en un momento u otro de nuestra vida. Puedes ser bueno con los demás porqué sea tu elección personal, o por tu educación, o en el otro bando puedes temer a un Dios que te castigará por ser malo, lo importante… es ser justo, intentar hacer un mundo mejor, y vivir lo más cerca posible del bando del «Amor». Exista o no Dios, el amor de los unos a los otros puede salvar el mundo… o su ausencia condenarlo, ¿o acaso alguien duda que el problema de Trump es una seria carencia afectiva de niño? Aish, pobre imbécil.
Y vosotros ¿Qué opináis?

PD: Artículo escrito en Julio de 2019, pero publicado un tiempo después…

 

Porque la vida puede ser maravillosa.»
 
Andrés Montes
(1955-2009) ¡No te olvidamos jugón!

 

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