Lágrimas de plástico azul

Hacía mucho tiempo que no lloraba por alguien, sin ser por amor. Hacía tiempo que no sentía cómo una lanza clavada en pecho ajeno, puede doler incluso más que una incrustada en el mío. Esas ganas de morir, ese deseo contradictorio de vivir para sonreír con su resurgir, esa rabia incontenible ante la promesa que el diablo no parece aceptar de que dagas y lanzas usen mi cuerpo de diana y dejen el suyo tranquilo.
¡No es justo! ¡No, no lo es! Hasta ahora he admitido un posible sentido, una lógica, un motivo… pero esto no lo entiendo, ni lo perdono. Hoy vino todo a mi, como cuando pierdes a un ser querido y no eres capaz de llorar y asumirlo hasta días más tarde. Hoy me he enfadado con el mundo, con las parcas y con el destino, hoy «ya no mas», hoy sin sentido.
Hoy he llorado con cada letra, aún apretando el nudo, aún declarándome en huelga.
Este sentimiento me sobrepasa y me quema, esta herida me taladra.
Mi vida por su verdad, su dicha, su paz.