La casualidad te va a alcanzar

La lluvia caía con fuerza sobre las calles de una ciudad que se plegaba sobre si misma. No hay brisa capaz de interrumpir el reinado de las gotas cuando tercas, asedian suelos y tejados implacables y sedientas. Mis pies se deslizaban entre neones y puertas cerradas, entre desconocidos y sentimientos...