2000 kilómetros más en mi camino

Durante mucho tiempo me he culpado de dejarme llevar en demasía por la vida… y hoy por hoy soy consciente de que no ha sido una mala elección, no es malo siempre y cuando sepas escuchar las sugerencias que te hace cada día y sepas tomar las elecciones adecuadas. Eso te hará disfrutar de tus aciertos y aprender, y mucho, de tus errores.
Así podría definirse mi verano… momentos para olvidar, o más bien, para aprender de ellos y ser usados como trampolín hacía un mañana (hoy) mejor, y otros que se han disfrutado plenamente y que formarán parte de un maravilloso abanico de recuerdos que llevar conmigo siempre, tan necesario para el frío como para el calor. Y escapar de eso que tan bien define Carlos Goñi «…el peligro es no saber a donde ir, el peligro es no encontrar jamás un sitio, y sentir que ya llegaste…«, quiero seguir disfrutando de la eterna búsqueda de mi lugar en el mundo.

Os contaría mil cosas… pero de estas vacaciones me quedo con los olores… el olor «a vaca» entrando en Galicia, el olor a mar de bastiagueiro (os dejo una foto), el olor a «aceite» de andalucía, el olor a tierra mojada próximo a mi casa al volver del Norte en plena tormenta de verano, y el último como no el primero, el olor de un abrazo… sin duda, el olfato ha gobernado mi verano, ese sentido ha prevalecido sobre todos los demás. Incluso ahora mismo, un incienso delicioso conquista poco a poco mi casa… aunque ojalá pudiera tener aquí dentro un trocito de mar o ese abrazo.

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Así que no me extenderé diciendo que Ratatouille me parece la mejor película de Pixar (tan solo comparable a Monstruos S.A.), ni os hablaré de mi impresionante móvil nuevo, ni de mi espalda quemada que tanto me pica y en la que cualquier roce es un castigo, tampoco daré las gracias a todos aquellos que las merecerían, ni echaré de menos a aquellos que están lo más lejos posible, no hablaré de cosas tristes… pero si os recomendaré que esta noche disfrutéis si os lo permite el clima de esa maravillosa lluvia de las Perseidas con luna nueva, pues esta noche cien estrellas fugaces por hora serán una gran recompensa para todos aquellos que miren el cielo con una lista de deseos y sueños por cumplir… yo pedí los míos ayer, cuando tumbados en la playa nos adelantamos una noche al evento… y si esta noche miro el cielo, pediría volver a ese momento, porque la compañía era mejor que el número de estrellas o la claridad del cielo.

Tened muchísimo cuidado en la carretera…
os quiero a todos aquí a la vuelta de las vacaciones.

 


THE PROCLAIMERS
I wanna be 500 miles
(OST «How I met your mother»)
          


 

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4 Respuestas

  1. tharsis dice:

    Aunque nos adelantamos un día, fue genial pedir deseos tumbados en la playa… y si, yo ahora, de vuelta en casa, tb echo de menos el olor a mar ;), y tus abrazos

    tq :*

  2. pinaveta dice:

    Esos olores forman parte de los veranos gallegos, junto con el olor a moras en mis manos, las primeras noches de frío allá por septiembre donde se enciende el fuego y huele a leña quemada, el olor de las mimosas y los mirtos, incluso el de la refinería augurando un día de lluvia después del buen tiempo.

  3. el olor de un abrazo…….

    yo me quedo con el olor a mar en ‘la ciudad del mundo’ recién salida del aeropuerto, con ganas de llorar por sentirme desnuda y sedienta en medio del desierto…..

  4. Ah y gracias por la canción…………….la quiero desde hace años cuando vi ‘Benny and Joon’

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