El Mundial de las Chicas y el imbécil de turno

¡Qué bonita fue la victoria de las chicas el pasado Domingo en Nueva Zelanda! No solo por lo que significa ganar un mundial para ese emergente fútbol femenino, sino por su juego, su coraje, su calma cuándo las inglesas apretaban, ese golazo de Olga Carmona que pudo dedicarle a su padre, que había fallecido unas horas antes. Fue todo «casi» perfecto… qué bonitas nuestras chicas, su alegría y sus gestos, nos hicieron vibrar a todos como locos.

Al pitar el final no nos lo creíamos, y era el momento de celebrar, disfrutar de los gestos naturales, de los nervios y la emoción. Y cuando llegó la entrega de medallas, me quedé muy sorprendido por el comportamiento de un calvo que tiene cara de mala persona. Hace tiempo que no sigo el fútbol por gente como él, y me sonaban sus corruptelas y problemas con la justicia tanto en un caso con el uso de las tarjetas como el un lío con Piqué y sus amigos árabes. Pero lo que estábamos viendo allí… me dejó boquiabierto, este sujeto le estaba dando unos abrazos a las jugadoras y unos manoseos, que no acababa de entender. Se puede ver algo aquí, aunque imagino que según pase el tiempo se irán «borrando» esos fragmentos, salvo lo que ya no se podrá borrar jamás: El beso en la boca a Jenni Hermoso.
En el momento pensé que eran pareja, pero entonces pensé ¿Y qué hace este sujeto dando besos en el cuello a todas las jugadoras? ¿Qué está pasando? (En el momento no se me ocurrió pensar en las drogas, pero cuándo ves el vídeo, también encaja). Luego escuché que se decía en redes que había invitado a todas las chicas a Ibiza unos días, y que iba a casarse con Jenni, y hasta me pareció romántico. No, no lo era, estábamos viendo en directo cómo «el jefe», aprisionaba la cabeza de una pobre chica, para darle un beso en los labios. Hay cosas que si no las ves, te cuesta creerlas. Poco después empezó a circular un vídeo de este sujeto agarrándose los testítulos a pocos metros de la reina y la infanta, estaba claro que eso no era un espejismo.

La incredulidad dejó paso a la indignación, mezclada con la celebración de un hecho histórico. Empezamos a hacer ruído, mientras en los vestuarios las chicas gritaban felices. No llegaron a tiempo de impedir que Jenni reconociera en los vestuarios minutos después «Pero ¿qué hago yo? No me ha gustado ¡eh!«. Y aunque predominaba el dulce y la alegría, algo extraño había en el aire ya.
Esa misma noche, cuándo le preguntaron al sujeto en un programa de radio por cómo se sentía respecto a esos comentarior, él comentó: «No hagamos caso de los idiotas y de los estúpidos. Un pico de dos amigos celebrando algo… de verdad, no estamos para gilipolleces. Con todo lo que he pasado, no estamos para tontos del culo. Ha habido más besos, no míos, sino de otra gente»
Hay momentos en la vida de una persona en que se le ve sin máscaras.

En al avión de vuelta intentaron convencer a Jenni para hacer una declaración conjunta con el artífice del abuso, a lo que ella, valiente, se negó. De ahí el vídeo en que el sujeto sale solo pidiendo unas disculpas que nadie se ha creído.
Si ya estábamos asqueados y sorprendidos por lo sucedido, el vídeo alimentó aún más la llama.
Por encima de todo, la RFEF se inventó unas declaraciones de Jenni que ella no dijo, algo muy grave de un organismo que en teoría, debería aspirar a algún tipo de decencia. Todos los días han saltado más detalles y novedades sobre este asunto, declaraciones muy afortunadas de Pedro Sánchez o Yolanda Díaz, Iceta, muchas personas de todo tipo aclarando la gravedad del asunto, mientras otros, ya sabemos de qué escuela, le quitaban hierro.
3 días después, la Liga Profesional de Fútbol Femenino ha declarado: “Celebrar el triunfo en el palco de autoridades agarrándose los genitales al lado la Reina y la Infanta Sofía es inadmisible y repugnante. Que un jefe agarre de la cabeza a su trabajadora y la bese en la boca, sencillamente, no puede tolerarse. Tildar públicamente de ‘gilipollas, tontos del culo y pringaos’ a aquellos que reprochan tales actitudes es inadmisible y repugnante”.
4 días después, Jenni, a través de su sindicato, ha pedido «medidas ejemplares para este asunto«, mientras han seguido filtrándose detalles de cómo le pidieron a Jenni su colaboración para suavizar este asunto.

Pasan los días y ahí sigue aferrada la garrapata.
Yo creo que a estas alturas, todos sabemos a dónde pertenece este pedazo de mierda, y lo que estamos deseando todos ya… es que alguien tire de una vez de la cadena.

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