La tan ansiada e imposible libertad

Es increíble los grados de libertad que existen. Por ejemplo, este blog, siendo bastante libre… no lo es del todo. Dado que mucha gente conocida pasa por aquí, debo de tener cuidado con lo que expreso, en más de una ocasión he molestado a alguien sin pretenderlo, unas veces por mal entendidos y otras por subestimar quien podría estar interesado en leer lo que yo tenga que decir. Así que, si algo que yo diga puede perjudicar a una persona que esté buscando su calma ¿debo escribirlo? Supongo que si a alguien le daña lo que yo escriba, debería dejar de leerme, pero a veces no sabes cómo puede afectar lo que digas, y es mejor guardar silencio. O lo que es igual, amordazarte a ti mismo.

Ahora estoy en una de esas etapas en las que lo que pienso, que es bastante más de lo habitual, lo escribo y lo guardo para más adelante… para dejar que el estanque se calme tras las enormes turbulencias que ha habido en mi vida en los últimos meses. Infinitas palabras se pueden resumir en unas pocas, del mismo modo que una imagen vale más que mil palabras. A veces pasamos horas y horas hablando cuando la verdad está ahí y no la queremos reconocer:
«Esta persona no es para mi.»
En esta última década, yo tenía el gatillo fácil a la hora de identificar esa falta de pertenencia y «nominar» a esa persona a abandonar mi vida. Y aunque alguna de esas personas podrían decir «fuiste un cabrón» o «te equivocaste», yo también podría defender con argumentos por qué hice lo que hice, y mi parcela de razón, que no era pequeña. Todavía sigo indagando sobre qué fue lo que me eclipsó la última vez que estuve enamorado y por qué tarde tanto en endurecerme y ser consciente de que la continuidad era perjudicial e imposible para ambos.
Esos años de altos y bajos dejarán sin duda una huella importante, una que borrar con amor y paciencia sin prisa… y sin pausa.

Las libertades son siempre relativas a tu contexto, hay gente que no es libre ni para respirar aire limpio, ni para beber agua potable… en fin, vaya mundo de contrastes hemos creado. «¡Problemas del primer mundo!» Me decía hace poco un amigo que se tiró una hora hablándome, entre otras cosas, de que su hermano le regaló un donut por su cumpleaños, a lo que yo le decía que me hace eso a mi y le arranco la cabeza como a una gamba, que prefiero que no me regalen nada a eso, «Un solo donut, ni siquiera un paquete de dos«, y sin embargo… a saber cuántas personas verían en ese donut, un regalo que jamás olvidarían en toda su vida ¿no? Una deliciosa delicatessen que quizás jamás hayan probado.

Siempre he sentido que estaba en un punto medio del mundo, entre esas personas que nunca probarán un donut y los que llenan su piscina con ellos para hacerse una foto simpática para Instagram, pero quizás esté más cerca de arriba que de abajo, y aunque cuesta no sentirme culpable por ello… hoy optaré por sentirme afortunado y agradecido, consciente siempre de que la vida y su suerte cambian de un momento a otro, así que precisamente por ello, disfrutaré de mi estado actual, dando las gracias.

¿Qué privaciones de tu libertad llevas peor?
¿Qué errores sigues sin perdonarte?
¿Intentas agradecer de vez en cuando lo bueno y lo mejor que tienes en tu mundo?

Cuéntame…

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