Wonderful life
La vida es maravillosa, no es fácil de ver, pero se puede aprender.
Y no sé si las circunstancias o el camino me han enseñado que merece ser celebrada con ilusión y ganas, incluso más aún si te levantas magullado del suelo… quizás ese sea el instante perfecto para celebrar que sigues vivo. Sigo pensando casi cada día cómo transmitirle optimismo a las 3 o 4 personas que quiero y que parecen disfrutar viviendo en el barro, cuando mas allá de las circunstancias, su actitud dibuja su mundo y los hace incapaces de ver nada mas.
¿Alguna vez habéis probado esa ducha de después de subir una montaña y llegar a casa, agotado y sucio, al límite de tus fuerzas? La vida tiene muchos momentos de esos en lo que te enseña que tras toda tormenta sale el Sol, y que no debes dejar de luchar jamás. Cuantas veces habré ganado alguna partida en la que tenía casi los dos pies en la tumba, y no sin miedo, cruzaremos valles infernales llenos de cicatrices que nos recordarán cuanto va a doler lo que vamos a hacer, pero sin embargo, podemos hacerlo con ganas… de llegar al otro lado, incluso si en tu tránsito hacia una pequeña y efímera felicidad personal debes pisarle la cabeza a alguien, es tu obligación para contigo mismo luchar por ti hasta tu último aliento ¿Quien más podría hacerlo?. La felicidad es un destino, y al mismo tiempo, parte de nuestro camino, esas baldosas amarillas que debemos intentar pisar cuanto más… mejor.
No es fácil saber lo que necesitamos o buscamos en nuestro viaje, nos será más sencillo ver qué nos hace daño, y con actitud e ilusión, seguir ese largo y complejo entrenamiento que nos enseña a buscar y a crear hogar. Cómplices de un corazón que aunque a veces no parece tener energías para vivir en un perpetuo tránsito, pero que jamás dejará de sorprendernos por ser capaz de sonreír en las circunstancias más adversas, y siempre iluminará un sendero.
Nunca debemos dejar de soñar, pues jamás podrías imaginar, detrás de qué ojos se esconde la mejor versión de tu felicidad.
Que bonito. Me encanta