Apego
La gente que sabe de la vida, aquellos que están más en armonía con el mundo, dicen que el apego por lo material es malo. Y no es de esas cosas que la sociedad dice que son malas, sino más bien, todo lo contrario, la sociedad recomienda coleccionar tus juguetes y cosas, tanto como para que no tengas tiempo de valorarlas y disfrutarlas antes de que quieras algo más. Sí, es más que probable que el apego sea malo.
Y observando una preciosa Harley pensaba en si sería capaz de dejarlo todo y subirme a una moto sin rumbo, sin más momento que el presente.
En primer lugar, la hipoteca y lo que dejas detrás es una cuerda que te ata, o más bien, una soga. Eso te impide dar esos giros a tu vida. Pero además, no puedo negar que muchas otras cosas me detienen… mi acuario, lleno de vida, mi colección de películas, mi ordenador, mis figuras coleccionadas con esmero… mis libros, de los cuales dos o tres, ni tienen precio.
Pero luego pensaba en otros apegos, más allá de los afectivos relacionados con familia y amigos. El mundo ha cambiado… incluso para esto.
El valor de un objeto va a menudo unido al de un recuerdo, pero ¿y si capturamos esos recuerdos en imágenes y vídeos? ¿podríamos entonces desprendernos de esos objetos como un ejercicio de desapego? Sería trampa, nos quedarían esas imágenes a modo de olores que nos hicieran revivir recuerdos.
En la gran nube amontonamos objetos… las fotos de viajes en Flickr, las pintadas en los mapas de Foursquare o Google Maps, los vídeos de YouTube, los marcadores que dejamos para volver a sitios que nos gustaron, las páginas de nuestra vida que dibujamos en un blog como este.
Hay un desapego 2.0, hay una unión a algo no material, pero que mantiene los pros y contras de lo que hasta hace pocos años eran únicamente objetos.
No es necesariamente malo o bueno, según lo entendamos y vivamos podemos darle uno u otro sabor. Hace poco leí un artículo de alguien que decidió pasar un año sin Internet ni móvil… y su conclusión era clara, no había sido más feliz.
Como tantas otras cosas, nosotros diseñamos la actitud que a su vez, dibuja nuestro mundo, con o sin objetos y recuerdos, disfrutando lo que tenemos, pero listos para perderlo todo, excepto la ilusión de aprender, crecer y encontrar algo nuevo, entendiendo el mundo nos explicamos, nos encontramos.
Pues te aseguro que es algo en lo que llevo pensando mucho tiempo, y creo que todo depende del lugar que los objetos y las posesiones ocupen en nuestra escala de valores y en nuestro orden de prioridades… Pero de vez en cuando no puedo evitar hacerme esa pregunta de qué me llevaría a una isla desierta…
Abrazo que se guarda como recuerdo