Madness

Entre ciclos de reloj y hojas del calendario llega el momento.
Si hay algo que no deteriora el tiempo, es la pasión, cuando es sincera.
Fue larga la espera, pero allí estábamos frente a frente, con la intimidad necesaria para dejarnos llevar sin tabús ni miedos, a dos metros de una cama.
Mi mirada dulce se había ido transformando en una perversa, de ser tu mi víctima y yo un asesino en serie, sabrías que no tendrías escapatoria, pero no era el caso y mi mirada transmitía algo más, deseo y lujuria de la que no serías sino cómplice, y aunque tu cuerpo temblaba no era por miedo.
Te acorralé contra la pared y te besé dulcemente, quería empezar despacio para dejar que todo lo que llevábamos dentro, y que tanto habíamos deseado compartir, comenzara a arder hasta llegar a ese máximo esplendor de una hoguera, cuando parece imparable y mística.

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Tras unos minutos en que nuestros labios bailaban tango, mi boca comenzó a necesitar aprovechar la libertad de que fueras completamente mía y empezó un interrail por tu cuerpo, primero el cuello, para sentir en mis labios como se disparan los biorritmos bajo tu piel. Apasionado pero despacio, sin prisas, no quería volverme loco como un niño en una tienda de chuches, iría despacio, sin ponerme nervioso, pero eso sí… no dejaría nada sin probar.
De tu cuello bajé a tus hombros, y para poder besarlos sin trabas, deslicé el tirante del vestido por tu brazo, y con él, el del sujetador. Me entretuve en tus deliciosos hombros, descendí hacia tu mano por la suave y morena piel de tu brazo, prometiéndome no atacar el pecho que había quedado vulnerable, y que poco después podría dejar indefenso ante mis labios con solo empujar un poco más el vestido hacia abajo. Y así lo hice… despacio, con mi lengua acariciándo esa parte más oscura que se endurecía poco a poco ante mi boca. Luego el otro pecho, para no dejar deudas pendientes, y el otro hombro, por el mismo motivo… y tras quedarme de nuevo unos segundos perdido en el pozo de tus ojos, contemplo tu boca y no puedo sino fundirme con ella, debo hacer una pausa en mi viaje, esos días que disfrutas en casa antes de coger el avión.
No te diste cuenta, pero mi pasión se disparó repentinamente, y aunque me controlé, tenía claro mi objetivo.
Metí la mano por debajo de tu vestido y tras subir por tu muslo y acariciar tu precioso culo, empecé a tirar del tanga hacia abajo, hasta que lo vi caer. Con una mano disfruté de tu espalda y con la otra en una nalga, te agarré con fuerza para girarte y empezar a arrinconarte contra la cama.
Cuando tus piernas dieron con ella miraste atrás, y te sentaste en la cama, haciendo incluso el gesto de desabrochar mi pantalón.
Pero quité tus manos, y puse gesto de reñirte sin decir nada más.
Te empujé por los hombros para que te quedaras acostada, y entonces me agaché, poniendo mis manos en tus rodillas para ir subiendo por tus muslos. En cuanto no pude más, subí tu falda, y dirigí mi lengua al ansiado rincón que hacía tanto tiempo quería probar.
Tu cuerpo tembló al sentir como se acercaba mi boca, fue precioso. Mis manos comenzaron a trazar geometrías imperfectas por tu cuerpo, de tu ombligo a tus muslos, y dar la vuelta en ellos para volver hacia arriba por abajo y poder aferrar con fuerza tu culo y apretar tu sexo contra mis labios.

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Alternando momentos de dulzura con otros más agresivos, como tanto te gusta, visitando todo el mapa de un oásis que cada vez estaba más verde y en cualquier momento iba a explotar en un delirio, mis manos sentían cómo tu cuerpo se estremecía, se contraía incontrolado y salvaje… lo que me daba fuerzas para aplicarme más, lo que hacía que mi cuerpo se fundiera contigo, y juntos, sentimos como llegaba el momento… escuché ese hermoso grito que dejaste libre para celebrar tu orgasmo, y mientras descendías poco a poco de la cumbre, yo regaba con besos tus muslos, incluso con cuidado… tu propio sexo, intentando no dejar ningún centímetro de tu piel sin su ración.
Pasado un rato me tumbé a tu lado en la cama. Me quedé mirando tus preciosos ojos y tu sonrisa brillante en medio de una cara exhausta. Te di mi mejor beso, mientras una de mis manos acariciaba tus hombros.
No pudiste contener una carcajada de felicidad, y me miraste de nuevo.
En mis ojos viste una verdad que te produjo un escalofrío de placer.
Las próximas horas se pasarían volando, eso era cierto…
… pero aquéllo … solo acababa de empezar.

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Proudly corrected by Moonanet at 27/07/2012 20:00

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4 Respuestas

  1. Moona dice:

    Yo quiero un asesino en serie de esos. Ver Dexter no me produce el mismo efecto, ¡jajaja!

    Creo que necesito una ducha fría :)

    ¡Besos!

  2. Shubhaa dice:

    Libro de relatos cortos YA!!!
    Abrazo casto pero intenso

  3. Bruma dice:

    Maaadre mia! ^^
    Apoyo la moción de Shu!
    Fantastica banda sonora.

  4. Patri dice:

    Jeje…
    Reconozco que me había acostumbrado a pillar este tipo de post en el bus o antes de dormir en mi móvil. La comparación es abismal: has montado aquí un escenario precioso: cogemos la banda sonora, las imágenes, el color y la elección de la fuente y haces que nos metamos en las palabras.
    Te aplaudo, sí señor. Ahora el libro de relatos con mp3.

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