El firmamento bajo tus pies

Siendo marinero, aprendes a cuidar tu barco. Esa unión metafórica de alma y persona, de ceguera y destino. A veces dejándote llevar por el viento, otras, remando contracorriente, compartiendo trayectos, soñando horizontes, cautivando olas, evitando tormentas y nubes, sembrando caminos.
Y con esos Nortes del mundo ausentes en mi brújula, buceo en el tiempo para encontrar el nido único que tengo en sus brazos, la sed que solo puedo saciar en sus labios, el brillo pleno que a veces el Universo parece negarme sin su mística y ansiada sonrisa.
Las incógnitas se amontonan entre las páginas de mi diario, las dudas esconden verdades que me niego a reconocer, pan que no quiero comer y que temo, sea hambre para el mañana.
Cicatrices que ahogan, caricias contadas, sueños encadenados, playas borradas.
Tantas preguntas como miradas, tantas respuestas como personas contestadas, y aquellas que aún permanecerán como lánguidos interrogantes, laberintos sentimentales dónde solo las parcas saben qué salidas escogeré, incluso los puertos a los que no he de volver.
Amistades entre algodones, encuentros gratos, familias devaluadas, proyectos que parecen partos.
Miradas claras, suspiros enlatados, momentos eternos, recuerdos olvidados.
Dando mi fe por vencida será la respuesta mostrada, y dando la espalda a mi credo será la circunferencia cerrada. Irónico niño que cuando pides te niega y cuando desistes te agasaja.
Pero sonrío, y vuelo, soy uno con el firmamento.

 

Image from Stockvault called «Navy Blue Sea«, by Patricia Aline Willis (Thanks)

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2 Respuestas

  1. Tegala dice:

    Intenso y bello.

  2. Olga dice:

    Precioso Kike, bellas palabras que llegan al corazón!
    Un abrazo

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