Adictos al dolor y al sufrimiento

Vengo pensando desde hace tiempo, sintiendo, cómo muchas personas son adictas a los problemas, y al dolor y el sufrimiento que conllevan. No pretendo ofender a todas aquellas personas que sufren por causas inevitables, por problemas económicos, de salud o pérdidas personales, me refiero a las personas que teniendo una vida «despejada», eligen sufrir (entre los cuales he estado mucho tiempo).

Uno de los mayores enemigos de este mundo es el Miedo, que nos lastra y nos limita, que merma nuestras posibilidades y seca nuestros jardines. Es un diablo rojo que te susurra al oído, fácil de creer, apoyado por la experiencia disfrazada y reforzado fácilmente por esa ironía de que no nos gusta el sufrimiento, del cual el señor «Miedo» es padre o pariente cercano.

Sería cínico por mi parte decir que vivo sin miedo… tengo miedo, a muchas cosas, aunque intento darle la espalda y no cederle el timón de mi vida. La salud de tu gente, su felicidad, las búsquedas sin búsqueda, el dinero que sostenga una vida… son cosas que a todos nos pasan por la cabeza a diario. Pero somos nuestra actitud, y podemos vivir en mundos muy distintos según los definamos. La gran mayoría de los secretos de la vida y el Universo están escondidos en la Caja de Pandora que tenemos por alma, y un gran abanico de enemigos nos desaniman constantemente a abrirla.

Aunque sigo enfrentando miedos, hace tiempo elegí vivir a pecho descubierto… las flechas hacen más daño, aunque no matan, y a cambio, sientes con mayor intensidad el Universo que te rodea. Consideré la opción de la coraza, y también creo que todos llevamos alguna parte de nosotros cubierta, pero eso nos quita sensibilidad, nos hace vivir atemorizados… y seamos sinceros, no quita el dolor cuando de verdad dejas que algo o alguien entre en tu corazón.

En este último año he conocido seres muy dispares, desde los «errantes», inconsistentes y coherentes, hasta los seres de luz, tan llenos de vida que con solo tocarte te inspiran, e incluso ellos a veces tienen miedo y se muestran mortales. He sido vela, herramienta, consuelo y trampolín, he sido cura de soledad, lamento, espejismo y dudas, he estado perdido, solo, encontrado e inspirado, he vivido con la esperanza quebrada, la ilusión intacta, bifurcaciones molestas y sensaciones desgarradoramente intensas.
Somos el Universo puesto de manifiesto, su mayor expresión de belleza, y si fuéramos capaces de verlo… tan solo por unos segundos, podríamos vivir sin miedo, y encontrar ese vínculo que nos une a todos.

Si tienes miedo… serás miedo, tú eliges.

Sé cuántico ;-)

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2 Respuestas

  1. Kaskabeliyo dice:

    Me gustan las personas pasionales.
    Supongo que tras habernos hundido, en el momento de resurgir del oceáno todos nos hemos podido plantear usar un flotador en las próximas inmersiones. El problema viene cuando, una vez puesto a prueba, si bien es cierto que nos mantenemos a flote, también lo es que nuestra libertad de acción y movimiento se ve acotada y que ni siquiera el agua de la vida fluye con dirección, simplemente estamos.

    Yo opto por sacarme el flotador, ser libre y ayudarme de mis peces para seguir nadando. Porque al final del día es lo que importa, fluir en armonía y seguir descubriendo nuevos horizontes, sin estar anclados a ningún tipo de exclavitud mental.

    A nadaaaaaaaaaaaar, amig@s = )

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