Cada día es un regalo

Una de esas cosas que suceden a diario, y que no valoramos como deberíamos, es eso que llaman «vida». Asumimos que tenemos muchos más días, que nos movemos por esa vida queriendo llegar a algún sitio, miramos al horizonte, repasamos lo vivido, pero no valoramos el sitio dónde estamos en ese momento como deberíamos… ese famoso «Presente».

El otro día, viendo aquella película de la que os hablé (In Time), le daban una perspectiva muy original a ese concepto, el de vivir el día a día, sin ir mas allá. En el caso de la película, era porque el reloj que controlaba sus vidas, a menudo, se medía en horas, o un par de días como mucho, y no había un más allá. Los ricos, inmortales, con cientos de años por delante, no valoraban esos días por los que otros luchaban, esos minutos que exprimir a tope.

Cuando alguien cercano sufre y vive un proceso difícil, como una enfermedad complicada, te das cuenta de la importancia de ese «día» que te queda por delante, solo uno, renovable cada noche. Eso es todo lo que tenemos, este momento que ahora dedicas a leer esto (por cierto, gracias), el momento de después en que le dirás a alguien lo que significa para ti (si sientes ese día, hazlo), lo importante que és, la pieza musical que sonará a continuación… ese es nuestro momento, ese es nuestro regalo.

No siempre lo conseguimos, pero no hay mayor recompensa, que intentarlo cada día.
Mira tu reloj cada mañana, y asegúrate de aprovecharlo… 24 horas, dan para mucho.

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