Cuando se rompe la confianza

“La mar calmada no hace buenos marineros”
Proverbio inglés

 

Recuerdo no hace mucho tiempo, hablaba con mi hermana de la confianza, de su fragilidad, y de que al igual que la porcelana, si se rompe, y la recompones, hay casos en los que nunca quedará igual, por mimo que le pongas en la labor de unir los pedazos, y cuando sucede… lo sabes.

He retomado estos pensamientos ocasionalmente en los últimos meses, al darme cuenta, no sin dolor, de como algunas personas han ido perdiendo mi confianza, y dado que me considero una persona bastante paciente, en ningún caso ha sido de un día para otro.

En ocasiones, esa pérdida de confianza va unida a un cambio en esa persona, algo a lo que de buena gana me enfrentaría intentando ayudarle, pero normalmente en situaciones así el que sale peor parado es el que dice «Oye, vas por mal camino«, en primer lugar por ser algo subjetivo, mi opinión, en segundo lugar porque a veces esa persona es incapaz de verlo hasta que llegue el momento de que lo haga, inevitable tiempo, y en algunos otros casos su soberbia le impide aceptar que tú estés en lo correcto pues cree ser el Guardián de las Llaves.

Pero sí, la confianza que se fortalece con tiempo y esfuerzo, con total honestidad y cariño, vive en ocasiones sus peculiares pruebas. A veces es un leve gesto, o un malentendido, a veces son varios, una crisis que saca a relucir el verdadero carácter de un amigo, esa cara que jamás podrás olvidar, y que quizás, en algún caso, ya habías intuido. Esa frase que te muestra que alguien es avaricioso y calculador, la contradicción que define a una persona, la mirada desafiante que muestra las cartas que esconden las palabras traidoras y a veces mentirosas.

Cuando tiene que ver con el amor, es aún más curioso. A veces necesitamos mil pruebas para darnos cuenta de algo obvio y dañino para nosotros, y en otros casos generamos dudas basadas en fantasmas del pasado para enterrar algo auténtico. El amor altera definitivamente la confianza y unas veces la hace imposible, y otras, la hace de un acero casi indestructible.

Me aterra esta pérdida de confianza,
del mundo en mi
y la que yo pierdo en el mundo.

Y me duele especialmente sentir como cada día somos como individuos y seres sociales más frágiles, más desconfiados, asustadizos, marionetas de un baile de máscaras que nos ha tocado vivir, y que parece hacer cada vez más complicado, con el paso de los años, depositar tu fe en alguien sin miedo a que la defraude.

Me preocupa esta pérdida colectiva de confianza…

…porque sé, siento, que no soy solo yo.

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4 Respuestas

  1. Bruma dice:

    Hummmm… da que pensar, y mucho.
    Quizá vamos muy rápido y nos estamos acostumbrando al dolor y a lo prefabricado del mundo. Cogemos y desechamos a los demás, en una desazón contínua. No me siento tan pesimista como tu en este sentir, quizá estoy más «en otra dimensión» que en otros momentos de mi vida.
    Decirte que no solo cambian los demás, también nosotros. Y a veces cuando aprendemos a respetarnos, a valorarnos realmente, nos damos cuetna de que se alejan algunas personas que quizá preferían esa versión anterior de nosotros, a la que podían manejar o adaptar a sus necesidades.
    La confianza se rompe, nunca vuelve a ser lo mismo, pero las relaciones se reinventan y renacen en ocasiones cuando menos lo esperamos. Las nuevas versiones de nosotros mismos pueden reencontrarse en algún momento, aunque eso no sea tarea fácil.

    En fin…. que ves que el tema da para mucho!
    Te adoro y te apoyo. Namasté.

    • KATREyuk dice:

      Hey! Me encanta ese concepto… nuevas versiones… reinventarnos… quizás sea cierto, yo siempre he pensado que casi nada tengo que ver con el chico que era hace 10 años, o lo mucho que he cambiado en 2 años… Ojalá se fraguen muchos encuentros, muchas personas que iluminen el camino… y sobre todo, que vayan tan desnudas como a mi me gusta caminar por la vida.
      Un abrazo sista

  2. Hace tiempo yo escribi en mi blog sobre este tema: http://ciudaddeparis.wordpress.com/2007/01/17/confianza
    De los comentarios uno me llamo la atención: «Confía en mi…qué palabra tan poderosa…». El tiempo me ha demostrado el valor de la confianza y su poder. Comparto la idea de que nos reinventamos, pero también añadiría qque creo que todos buscamos donde depositar nuestra confianza, aunque en ocasiones seamostan egoístas como para depositarla en nosotros mismos. Por muchos palos que me den, creo que siempre encontraré alguien o algo en quien confiar
    Besos

    • KATREyuk dice:

      Con ese comentario me acabas de recordar una amistad que debo retomar. Aquel comentario te lo hizo Bita, una gran chica. Ella y Vane me regalaron uno de los mejores días de mi vida, un viaje en avioneta por mi sierra norte de Madrid, incluso cogí los mandos.
      ¿Qué nos separa? ¿Qué nos une? ¿Qué nos rompe? ¿Qué nos pega?
      Ojalá nunca dejemos de pensar en esas mil cosas, que las marejadas nos hagan grandes marineros, y que sepamos apreciar el puerto al que lleguemos.
      Un abrazo y gracias por tu comentario

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