Todos errantes
Los seres humanos tenemos algo especial, quizás hasta único… al menos, mientras no se demuestre lo contrario y otras especies puedan expresarse. A todos nos define esa sensación temporal de conciencia errante, perdida ¿Quien no se ha sentido solo? ¿Quien no se ha sentido a la deriva en una barca en medio de un gran océano en calma? ¿Quien no ha querido parar el mundo… para bajarse de él?
Eso de lo que hablo… hay diferentes modos de verlo, y de vivirlo, hay quienes que se encuentran muy jóvenes con esos vacíos, hay quienes tardan mucho más, y hay quienes les tienen tanto miedo que se pasan la vida negándolos, aunque no por ello dejen de existir. Y es que… llevamos tantos sentimientos dentro… amor, ira, rabia, miedo, esperanza, felicidad, orgullo, celos, tristeza… y cuando se mezclan, los confundimos, nos engañamos, nos perdemos, pues en medio de todos ellos, además, buscamos el a dónde debemos ir, y quienes somos.
Crecemos según aprendemos a gestionar y separar sabores y sentimientos.
Todos nos sentimos errantes, en un momento y otro.
Todos somos tan parecidos… y a la vez tan distintos.
Es en los billones de pequeños detalles donde residen las mayores diferencias.
Al fin y al cabo, menos de un 1% es lo que hace que no seamos chimpancés,
y unos matices tan pequeños que cuesta imaginarlos,
son lo que nos hace… únicos.
Quizás precisamente ese atributo, el estar perdidos, errantes, es el azúcar que se diluye en el agua de nuestra conciencia para hacernos ser precisamente… humanos.
Ese es el regalo de estar vivos, de tener un pensamiento:
el interminable puzzle que nos lleva a encontrarnos,
el que nunca completamos,
pero que nos hace sentirnos enteros,
cuando vemos tan solo una pequeña parte
del dibujo.
El sentimiento de vacío, de estar perdidos, de ser errantes…
Maravilloso post que me ha dejado con un nudo en el estómago. Gracias por compartirlo.
Pensaba que te gustaría… me alegro que así fuera.
A ver cuando me cuentas qué tal te va todo ;)