Benditas aquellas…

Benditas aquellas que sonreís plenas, aunque os escueza el alma.
Benditas aquellas que os entregáis sin medida,
que cargáis mochilas, que arrastráis maletas ajenas.
Las que entregáis amor envuelto en palabras sabias,
que aceptan con cariño, que ni responden ni devuelven.
Que nunca ponéis un «basta» y un «ayuda» en la misma frase,
que vaciáis la despensa sin miedo a pasar luego hambre,
que sois fuente aunque luego os toque pasar sed.
 
Cristales en un mundo opaco,
luciérnagas en una noche que los demás creen día,
bálsamo para las cicatrices, pastillas para el mal ajeno.
Corazones expuestos, ahogo de mares de lamentos,
viento que peina canas y remolinos,
y deja el vuestro revuelto y mohíno.
 
Benditas aquellas que sin daros cuenta
dejáis una semilla que crece cada día,
que aviváis la fe en el mundo,
que nos dais fuerza para ser mejores.
 
Los que hacéis del mundo una oportunidad,
y de la esperanza, una constante.
Los que elegís ser luz
aunque mengue vuestra llama.
 
A una princesa, a mi #AH y a Brumita,
tres ejemplos de entrega incondicional
de corazones que sin esperar nada
dejan gotas de sangre como semillas
para hacer crecer otras vidas.