Mi arcángel
Era de noche, llevaba dos horas conduciendo, solo. La autopista que conecta Galicia y Madrid no había llegado aún a su parte más monótona, al alcanzar las rectas interminables de Castilla. La lluvia no había dejado de acompañarme desde que había salido de la ciudad Herculina, y me había acomodado tras esas dos primeras horas haciendo frente a lluvia y viento, aferrándome al volante para que los charcos de la carretera no me escupieran de ella.
Iba escuchando un documental sobre los Incas que el propio móvil me había puesto tras una noticia sobre un accidente de 2 aviones que habían tenido en el aeropuerto en Japón. Era fascinante cómo contaban que quizás los Incas tuvieran un sistema de escritura basado en cuerdas y nudos, y me quedaba embelesado escuchándolos, mientras mi cuerpo descansaba del tramo climatológicamente más difícil.
De repente llegó un tramo de carretera en que de 3 carriles se pasaba a 2, yo iba en el carril de la izquierda, creo que me había quedado allí tras adelantar a un coche bastante antes. Asumí de algún modo que el carril que desaparecería era el de la derecha, y yo iba en el de la izquierda. El carril llegaba a su fin y yo iba despistado mirando la montaña a la derecha, quedaban pocos metros para que mi carretera se acabara y mi coche y yo nos saliéramos de la carretera…
Entonces sentí cómo si alguien cogiera mi volante e hiciera la doble maniobra para dejarme en el carril correcto. Primero un giro brusco a la derecha, seguido de otro a la derecha, un cambio de carril urgente, rápido y preciso. Abrí los ojos como platos, si tenía algún adormilamiendo por la carretera nocturna bajo la lluvia, se me pasó de golpe, no me podía creer lo que había sentido unos segundos antes.
Poco después me eché a un lado para bajarme del coche y empaparme la cara mientras daba las gracias mirando al cielo nublado, y proseguí poco después mi viaje sin dejar de pensar en aquel instante en que sentí tan claramente que no estaba solo, y que alguien, pese a todos mis errores que a veces no consigo perdonarme, estaba ahí velando por mi.
Espero no volver a olvidarlo jamás, por eso lo escribo ahora mismo, para no olvidar ningún detalle de aquella confirmación tan increíble, de tantas preguntas que a veces me rondan.
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