Bondad vs Verdad, Fight!
¿Cuando ser bueno y cuando malo? ¿Cuando honesto y cuando socialmente correcto?
Estas últimas semanas he repasado mucho mi comportamiento, dividido en varios frentes:
— ¿En qué ocasiones he sido un gilipollas cuando quien tenía delante no lo merecía?
— ¿Cuantas veces he cedido teniendo la razón ante un conflicto con alguien querido?
— ¿Qué elecciones debería hacer de forma tajante por duras que sean? ¿Me aportarían algo?
A veces me enfurruño con mi ángel de plata, y en su caso siempre llego a la conclusión «hay gente demasiado buena para enfadarse con ellos», y aunque debería disculparme más a menudo, hay una teoría que sostiene que soy mucho más gilipollas de lo que parece (y otra, que todo el mundo tiene la habilidad de disculparse). Pero hablando de otras personas, el otro día me encontré en un camino curioso, me crucé con ese pasado pretérito con olor a futuro que empieza a pudrirse. Ella es posiblemente una de las personas que más he querido en mi vida, no tendría palabras para expresarlo sin perder toda intimidad y capacidad de huir de un «¿hablas de mi?».
¿Cuantas derrotas es capaz de aguantar un amor verdadero? Gran pregunta… ¿Es invencible? ¿Puede morir de hastío? Quizás se vea reflejado en un puto espejo, preguntándose entre lágrimas si tiene algo de verdadero o era tan solo otro estúpido capricho, una mierda de espejismo. A lo que sin duda es susceptible es al agotamiento, a caerse rendido en el desierto aunque no muera, pero tan deshidratado que la vida solo late en lo más profundo, olvidado todo lo demás. Qué duro es ese momento, cuando llega la indeferencia, y no te importa lo más mínimo. Y ya no hay agua que lo pueda resucitar, siempre quedará la brasa de lo que pudo ser la mayor hoguera de tu vida, y que no fue, que jamás será.
Recapitulando momentos, todos los años colecciono despedidas, y no dejo de argumentarme que son todas necesarias y correctas, y lo pongo en duda cuando la soledad hace mella, cuando grito y no hay árboles en el bosque que escuchen ese tanto tanto ruido. Pero basta tan solo acudir a alguno de esos ausentes, darme un paseo por el pasado, para entender qué no quiero, y que mis elecciones, por duras que sean, no fueron sino un acierto. Encuentras besos que no están tan secos como todos los demás y crees que puedes querer, pero no es tan fácil, hacen falta muchos ingredientes para un buen guiso, y paciencia, y dedicación, y amor, y es un puto infierno haber elegido un camino como este, aspirante a verdad verdadera, y supongo que una vez elegido no hay marcha atrás, y la consecuencia solo puede tener una improbable recompensa, y la satisfacción de un camino mucho más sincero que otros mil probables.
No estoy dispuesto a seguir dejando trozos de mi alma por ahí para quienes no lo merecen.
Pero tampoco dejaré de analizar qué, de las ecuaciones de mis fracasos, ha sido culpa mía.
Lo malo del aprendizaje es que siempre te queda más camino del recorrido.
¿Bondad o Verdad? A veces solo puede quedar una, como el puto Connor MacLeod
Ufff…. Vaya post cargado de sentimientos, preguntas, respuestas, ….
me deja un poco sin palabras pero no quería dejar de decir q me admira como te expresas.
yo no creo mucho en los extremos ni en las etiquetas de bueno o malo… Estoy muy gallega con eso quizá, que ni te digo que si, ni que no.
eres muy valiente por ponerte frente al espejo como haces.
un achuchon fuerte. Tq.
Un abrazo enorme sista