Espinas
Tengo espinas,
lo reconozco, lo acepto, me guste más o menos.
No sé exactamente qué es lo que hizo que crecieran tanto, ni lo que las ha ido afilando, pero están ahí.
No es fácil que alguien se acerque a mi, eso es cierto, y más aún en el ámbito sentimental. Temo más hacer daño que recibirlo, creo no sobrestimar mi caparazón al hacerlo, pero prefiero quedar mal por alejarme de alguien que acaba de llegar, que no quedarme más tiempo en la vida de alguien con quien no siento conexión plena (para ser pareja), o que creo puede esperar de mi algo que no puedo ofrecerle.
Es difícil que una chica me interese… busco demasiadas cosas, pero sobre todo, identidad propia, genuinidad, inquietudes bien trabajadas por la inteligencia, alegría, pasión por el mundo y respeto básico por el espacio individual. Todo eso, claro está, unido a una inevitable química y una honestidad y sinceridad de base.
Leo eso… y sí, admito que veo muchas opciones de no casarme nunca jajaja
A veces tengo discrepancias entre lo que quiero de verdad y lo que alguien espera de mi, pero en el fondo… una parte de mi no lo acepta, y se rebela. Si no me apetece, de modo natural, compartir mucho tiempo con alguien, es por algo, y aunque como ayer comentaba con una amiga, empiezo a ver que mi aislamiento del mundo es algo que debo combatir, tampoco debo hacer cosas que no quiero como terapia para ello.
Beautiful image from Stockvault. Called «Beautiful thorn», from Boriana Ditcheva (thanks)
Quizás sea por las veces en que el amor consiguió convertirme en algo que no era, o cuando vendí partes de mi por sacarle brillo a una sonrisa egoísta y no mía, autocolocándome al final de mi propia lista de prioridades, sufriendo, por amor, mucho más de lo que me apetecía en aquel momento.
Sea como sea, están ahí, afiladas, silenciosas, mis queridas púas.
Siempre he creído que llegaría el momento en que alguien las tocaría y las volvería de goma, no hay coraza ni espada que proteja del amor, cuando es honesto, sincero y real, así que no me castigo con dureza cuando alguien se aleja. Toda persona tiene puntos fuertes y débiles, y he aprendido a lidiar con la incomprensión o elección que ha alejado a algunas personas de mi, y a decidir con firmeza cuando debo hacer yo lo propio, unas veces por mi, otras por no tener cerca a quien no sabe convivir con mis pinchos, o quien puede hacerse daño con ellos.
Durante años, dedicaba mis esfuerzos, ilusiones y cariño a personas que a modo de estrellas fugaces cruzaban mi firmamento. Tardé en aprender que aunque tengo amigos incondicionales que toleran y sacan brillo a mis pinchos, estos deben ser una prioridad para mi, y que nadie nuevo merece ser valorado por encima de ellos.
El erizo esconde en su interior una deliciosa castaña, y no es un mal método. Si realmente quieres llegar al centro debes tener la paciencia de lidiar con su envoltorio, sino es que quizás, no mereces el fruto.
No debería olvidar nunca mi revelación del trinomio, ni tampoco cómo negar sentimientos y percepciones sobre el mundo me llevó a sitios mucho peores que el más oscuro por el que haya pasado últimamente.
Y por supuesto, debo asegurarme de que el fruto que ofrezco esté a la altura de lo que merece quien tiene la paciencia y realiza el esfuerzo de abrir la castaña, pero eso es otra historia.
¡Muchas felicidades! Es un placer y una pequeña dosis de esperanza seguir viéndote por aquí. Brindo por otros tantos años…
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