Besas muy bien
— Besas muy bien — me dijo
— Gracias, tu tampoco besas mal — repliqué, buscando ser picajoso y no demasiado estúpido.
— Vaya, el creído ha respondido ¿Qué nota me darías? — me dijo, y por su tono, se mascaba la tragedia, pero qué cojones le voy a hacer, me encantan los naufragios.
— Bueno, esas cosas no se valoran con una simple nota… pero un 7. — respondí. Al final, pese al inevitable hostión que se estaba fabricando con mi nombre, decidí salvar un poco los muebles y darle un punto más de lo que merecía, pero no fue suficiente, y se indignó.
— Ah, vaya ¿Sólo eso? En fin… ¿Y has conocido a algún 10? — preguntó inquisidora.
— Pues dos o tres, la verdad, no es algo que abunde — respondí tranquilo, recordando para ello que a mi lado tenía una aventura y no a la hipotética mujer de mi vida, ella sería una reina de dieces, no por la forma, sino por el fondo, no por la plasticidad, sino por el sentimiento tras ello.
— ¿Y nueves? ¿Cuantos has encontrado? — siguió preguntando, obviamente, aún no estaba a salvo.
— Pues 5 o 6 supongo, aunque pudo ser fruto del momento y que lo hubiera idealizado todo… los dieces son aquellos labios que pruebes cuando los pruebes, te saben a cielo, son ese sofá en el que te caigas como te caigas, te sientes cómodo y nunca te haces daño — repliqué muy tranquilo.
— Anda, mira, si ahora al niño moquito le ha entrado la vena poética — ironizó — Al final conseguirás que me sienta afortunada por tu valoración. — prosiguió con retintín
Y como no me gusta sentir que se ríen de mi, pasé a la ofensiva.
— Deberías — dije tajante
— ¿Qué quieres decir? — dijo molesta
— Pues eso, que no es mala nota, generosa, diría yo — añadí tranquilo, con el hielo invadiendo mis venas.
— ¡Serás idiota! ¡Prepotente! ¡Machista! — dijo ya más alterada, mientras se levantaba de la cama
— ¡Gay! ¡Facha! ¡Honesto! — sumé a su lista
Empezó a vestirse y le di un minuto para que se calmara. Luego, empecé a arañar su espalda buscando causarle algún escalofrío que la debilitara. Me incorporé y la besé en la columna, y pude sentir en mis labios su piel de gallina.
— Venga tonta, que estaba de broma. — le dije con voz melosa
— ¡Idiota! — respondió, como una olla a presión liberándose con un silbido del aire que aún le queda dentro.
Se detuvo en el proceso de vestirse, y no solo dejó de subirse las medias, sino que también se quitó de nuevo las braguitas para dejarlas en la mesilla. Se tumbó a mi lado y se quedó mirándome fijamente. De vez en cuando, un «idiota» a modo de susurro se le escapaba como si se tratara del ruido de su respiración. Puse mi mano en su hombro y fui bajando acariciándola, primero su brazo, siguiendo con su pecho, luego su cadera y finalmente haciéndome hueco entre sus muslos. Como si fuera un cliente ante un mostrador, empecé a jugar con su «timbre», siendo el sonido un brillo en sus ojos, y la respuesta unas contracciones por todo su cuerpo preguntándome que qué quería.
Volví a besarla como si no la hubiera besado nunca, o como si nunca más, pasada esa noche, fuera a volver a hacerlo.
Tras un prolongado intercambio de besos me miró sonriente y brillante, y me dijo:
— Besas muy bien.
Y volvimos a empezar.
IMAGE: By Ajor933 «une bouche» [Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported l], via Wikimedia Commons
Y mientras te leía no he dejado de tararear: «Pero ¿dónde están los besos que te debo?
En una cajita;
que nunca llevo el corazón encima
por si me lo quitan.
Pero ¿dónde están los besos que me debes?
En cualquier esquina,
cansados de vivir en tu boquita
siempre a la deriva.»
Para que los besos sean de 10 deben encontrarse las bocas (almas) adecuadas, que el momento sea el correcto y que la intensidad sea de notable, y lo más importante que dejen huella.
;****
Eso suena a canción del sur… Muy bonita.
Sí, corazón y labios unidos…
Un beso Eva
Del sur no tiene ná, es de Extremoduro que hoy estoy rockera!!! ;P
Jajajaja así que Extremoduro… Jajaja yo es que confieso que no los he escuchado demasiado.
Goodnite