La colilla
Absorto en mis pensamientos enciendo un pitillo, mientras mi mente pasea por los problemas sin resolver amontonados uno tras otro… le doy cuatro caladas y encuentro un camino para resolver uno de ellos, intento hacer una llamada de móvil, pero está comunicando. Siendo así, decido proceder con el siguiente de mis problemas por resolver… y dejo el pitillo a la mitad a los pies de un árbol, y lo miro mientras pongo rumbo a mi mesa para hacer todo lo que pueda para aligerar la que me parece una pesada carga.
Horas después, pasará alguien a recoger mi colilla y con ella tendrá medio pitillo.
Tan solo imaginar eso, me hace sentirme estúpido.



Eso es, ¡casa es amor!, en tan sólo cuatro letras.
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