Modernidad líquida
El otro día una amiga me dejó caer ese concepto, y me llamó mucho la atención, y luego hablamos largo y tendido sobre ello. Ella hablaba de «sociedad líquida«, y le achacaba los constantes cambios de pareja, el inconformismo mal entendido de que si no quieres algo… lo dejas, y pasas a otra cosa, algo que jamás se me ocurrió pensar pudiera verse bajo ese prisma y que define muchos de los cambios que he visto alrededor ¿Por qué entendemos ahora las parejas de un modo diferente a hace 50 años? ¿Es cierta esa sensación de que en lugar de un esfuerzo por el bien de una pareja las relaciones se abandonan fácilmente?
Quizás, este concepto de sociedad líquida… pueda explicarlo y ponerle un nombre.
El término lo acuño un filósofo polaco llamado Zygmunt Bauman, y mejor que un extracto de la Wikipedia, creo que lo explica Leandro Sequeiros en este artículo:
La modernidad líquida, término establecido por el sociólogo, filósofo y ensayista polaco Zygmunt Bauman, es un tiempo sin certezas, donde los hombres que lucharon durante la Ilustración por poder obtener libertades civiles y deshacerse de la tradición se encuentran con la obligación de ser libres asumiendo los miedos y angustias existenciales que tal libertad comporta: la cultura laboral de la flexibilidad arruina la previsión de futuro. Desde un punto de vista sociológico, la modernidad líquida, además, hace precarios los vínculos humanos y podría llegar a “licuar” incluso a las religiones.
Y aunque el análisis de ese artículo está orientado a las religiones, las relaciones forman parte de ese cambio. Podremos encontrar con facilidad en la red referencias a esta modernindad líquida como cambios sociales y económicos, pero la sociedad es el caldo en el que habitamos los individuos, y por ello, muchos hemos sido infectados con esta liquidez, que observada desde lejos, parece ser la respuesta a aquella pregunta que muchos nos formulamos de: «¿Qué le pasa hoy a las parejas?»
Como dicen en este artículo:
Vivimos un tiempo líquido, señala Zygmunt Bauman, en el que ya no hay valores sólidos sino volubles; en el que los modelos y estructuras sociales ya no perduran lo suficiente como para enraizarse y gobernar las costumbres de los ciudadanos y en el que, casi sin darnos cuenta, hemos ido sufriendo transformaciones y pérdidas como la renuncia al pensamiento, la separación del poder y la política en un mundo en el que el verdadero Estado es el dinero y, entre otros dramas, la renuncia a la memoria, puesto que “el olvido se presenta como condición del éxito”.
En el nuevo mundo no hay tiempo… los tomates ya no crecen al Sol, sino rápidamente bajo focos, los electrodomésticos ya no duran toda la vida, si alguno se rompe se reemplaza, no se repara. Con las relaciones sucede algo parecido… hay miles de opciones, si algo te sale mal, pasas a otra cosa, pero ¿Qué valor le da eso a los vínculos humanos? Evitar el sufrimiento no debe ser incompatible por luchar por lo que merece la pena ¿Es más fuerte el mundo que nosotros? Hoy adoro a mi teléfono móvil… pero quizás, en unos meses, esté deseando hacerme con otro.
Hay muchos factores que posibilitan esta sociedad líquida en lo referente a las relaciones, como por ejemplo, la creciente (aunque a veces parezca puesta en pausa) igualdad social de hombres y mujeres, pues si hace 50 años una mujer «aceptaba» su vida sin casi derecho a replicar o cambiarla, a día de hoy eso ha cambiado radicalmente.
Sin duda este tema, con buenos conversadores, puede dar para horas de charla…
Os dejo unos artículos muy interesantes al respecto
Más información:
– Wikipedia: Zygmunt Bauman
– Modernindad líquida, prólogo de Zygmunt Bauman
– La modernidad líquida podría «licuar» las religiones
– Modernidad líquida y fragilidad humana; de Zygmunt Bauman a Sloterdijz, por Adolfo V.R.
En el blog: «Modernidad líquida» http://t.co/BG4Ap51n #PeorParaElSolBlog
Creo que nos hemos convertido en eternos inconformistas e insatisfechos, no solo en lo que a relación de pareja se refiere. Está bien querer mejorar, buscar solución a los problemas, no aguantar lo que nos hace mal, pero eso es una cosa y el usar y tirar otra muy diferente. Yo comentaba algo parecido en un post hace poco. Pero como dices, esto da para horas de charla, enriquecida con distintos puntos de vista :)
Y sí, en unos meses querrás hacerte con otro móvil, ya verás, manirroto caprichoso (dicho desde el cariño) :P
Un beso
:PPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPPP
NO ZOY UN MANIRROTO!!!!
Yes, you are, darling, manirroto y caprichoso :P
Y no me saques la lengua tanto que te la va a «picá» un bicharraco xD
Puffff Sea como fuere, cada día me cuesta más verme con una persona al lado. Mis miedos, barreras, cicatrices… hacen que no me tire a la piscina con la misma ilusión y confianza. Pero… ¿cómo voy a hacerlo si no percibo el más mínimo interés por parte de la otra persona? Si antes de nada te sueltan un «no quiero nada serio»!!! Definitivamente, Me voy a comprar un perro! (es broma jajaajaj)
Como adelanto de esa larga conversación que espero podamos tener todos algún día :) aporto un nuevo punto de reflexión: tal vez la sociedad nos empuja a la inmediatez y no queremos o no podemos ver el beneficio a largo plazo, o tal vez seamos más cómodos y hayamos olvidado conceptos como el tesón, el esfuerzo, la constancia y la paciencia, tan importantes para una relación… Eso sí, si el teléfono nuevo es muuuuucho mejor, cámbialo, pero no porque sea más nuevo :)
Abrazos con la cafetera en marcha
Quizá seamos fruto de esta sociedad del «aquí y ahora» y si nosotros somos así, ya verás lo que le sucede a las generaciones que vienen detrás, menos acostumbrados al fracaso y a luchar fruto de la educación que estamos construyendo a base de algodones y alfombras mullidas.
Sí, querido, el tema da para largo… ¿vienes y lo debatimos??
Un abrazo abrigadito