Una jornada emotiva… (de cumpleaños)

Hoy está siendo un día muy bonito. Las lágrimas hacen cola ante una negativa rotunda de mi parte por liberarlas, pero no es fácil. Desde que dieron las 00:00 de anoche, he comenzado a recibir mensajes y gestos de afecto constantes de gente muy importante para mi, y he llegado a estar estresado por no poder responder tantos mensajes de Facebook, Whatsapps, Twitter, SMS, emails e incluso felicitaciones a través del chat de Wordfeud.

Esta mañana compré cosas de comer para mis dos oficinas, dulces para la más grande, y salado para la más cercana y en la que trabajo yo. Es increíble ver como más de la mitad de la empresa te llama o te envía un email para felicitarte… pone la piel de gallina, y me hace sentirme querido y valorado, algo que por otro lado también ha conseguido mi evaluación anual, que he tenido irónicamente hoy, siendo muy positiva.

Y fue después de todo eso, hoy al mediodía, cuando se producía el gesto que más cerca ha estado de romperme. Una chica maravillosa, con la cual tuve una relación muy breve, debido en gran parte a mis miedos a hacerme y sobre todo, hacerle daño, me ha enviado un regalo a la oficina. Cuando pesan tanto como lo hacen mis culpas por el daño causado, algo así te rompe de una forma dulce y bonita, aunque debes esforzarte y no debes dejar a la culpa hacerse fuerte. En cada momento pretendo seguir mis instintos, pero esa ha sido una decisión sobre la que me he preguntado, de vez en cuando, si no me equivoqué mucho al elegir un camino que pretendía evitar males mayores y que fue… quizás… un error. Solo espero que si existe algún Dios o karma, el hombre que tenga la suerte de escoltar los pasos de esta chica la trate como se merece.

Suena a tópico, pero los gestos llenan mucho más que los regalos. Ayer mi madre me envió por mi hermana pequeña dos regalos muy simpáticos, realmente frikis… y que tendrán un hueco de honor en mi casa, pero lo mejor fue la compenetración y la paciencia para «dar en la tecla». Cuando vivo estos gestos, cuando se forma ese nudo… hay un momento en que pienso. «Bueno, después de todo… quizás no lo esté haciendo tan mal.» Y aunque tengo la sensación que queda tanto por mejorar como he mejorado desde que salí del huevo, anima ver que das motivos y argumentos para que alguien te quiera y te valore haciéndote sentir especial y querido.
En fin, podría decir mil palabras más… dedicar una línea a cada felicitación recibida… pero de nuevo se me forma el nudo, y lo dejaré todo en un simple pero sincero…