No merecería ser dibujado

Un borrador incompleto que escribí hace más de un año y hoy reencontré en mi libreta:

Para quien tiene como afición encontrar palabras capaces de replicar sentimientos, de dibujar mundos, de arrancar del pecho el dolor, de liberar al viento sus ansias y temores, para los buscadores de adjetivos y los ladrones del verso… es complicado quedarse sin palabras.
Pero hay momentos que te quitan el aliento, para bien o para mal, que de dejan boquiabierto mientras en rápidos trazos contemplas cómo los principios básicos de tu mundo encuentran nuevo sentido, tan magnífico de contemplar como imposible de explicar. Cuando una mano con las uñas del color del anochecer aprieta tu mundo para demostrarte que la física básica que creías saber era errónea, que las bombillas que creías estrellas no eran sino pegatinas que usar a tu antojo, y para probarlo, dibujas con tu dedo en el cielo tu constelación favorita, inspirado por aquella galaxia que habita al fondo de unos ojos capaces de enterrar o elevar tu alma de igual modo. Ojos que redefinen el concepto de profundo y eterno, caricias que de una pasada siembran Universos, leyes absolutas que dejan de cumplirse en el instante en que tus labios acarician los suyos.
 
De no existir esos momentos en que nos quedamos sin palabras, quizás, el mundo, no merecería ser dibujado.

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