El sanador musical (Parte 1)

En una de las zonas más lujosas de la ciudadela vivía Dulen, un hombre de mediana edad cuyo prestigio se había labrado desde niño. Cuando iba a la escuela ya demostraba una fascinación por la música fuera de lo común, en todo encontraba una melodía y era capaz de inventar ritmos y notas nuevas con una facilidad que muchos envidiaban sanamente.
Tras una serie de acontecimientos desafortunados, la segunda era del hombre se había desarrollado por cauces diferentes, variando radicalmente los patrones educativos y ramificando las ciencias y las artes entralazándolas de formas maravillosas. A miles de años luz, en la Tierra, otra evolución de una especie también llamada hombre, se enfrentaba a otro tipo de problemas muy diferentes, pero en aquel planeta en un sistema solar que ellos conocen como «Luz», el equilibrio nacía del recuerdo de su complejo proceso evolutivo, y la elección afortunada de la única ramificación que podía llevarles a la salvación de su especie: el equilibrio con su mundo, que ellos llaman en su idioma «el regalo».


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En aquel ambiente de constante crecimiento como raza, el pequeño Dulen tenía claras sus prioridades desde niño: la música y la vida. Y una rama científica emergente fue algo que conquistó su corazón desde el primer día, la Curación Musical. Se había descubierto que ciertas notas y melodías podían suavizar el dolor, atenuar la tristeza y canalizar la energía para que el cuerpo hiciera más fácil la curación de algunas enfermedades. El tiempo se reducía, en los casos más extremos, a una décima parte de lo que era habitual, y los resultados hicieron que socialmente, fuera una especialidad muy demandada y admirada. Por desgracia, no solo era necesaria la inteligencia, sino un sentido que no todos tenían para la música.
En aquel escenario, el pequeño Dulen no solo se hizo un camino, sino que labró uno nuevo que muchos después de él seguirían, o intentarían seguir. Él conseguiría no solo reducir el tiempo de curación, sino completarla empleando tan solo música, algo inconcebible incluso para los más optimistas científicos.
 
En su último año de carrera, Dulen se había convertido en un joven divertido y muy inteligente pero obsesionado por aquel arteciencia. Mientras las hormonas de los chicos les hacían caer presa de flirteos y juegos de amor, él seguía concentrado en sus proyectos y desde que empezó la universidad una idea fue creciendo en su interior, la de curar solamente con música. Su afición era su trabajo, su trabajo era su pasión, su pasión era su vida. La música formaba parte de él y un día se le ocurrió emplear los Analizadores de Aura en su proyecto. Aquella idea se conocería en los libros de historia posteriores como la Revelación de Dulen.
 
Estas herramientas eran usadas por aquellos que curaban mente y cuerpo para detectar los problemas. El reflejo energético de las personas se veía como un espectro de diferentes colores que hacían resaltar en otras tonalidades dónde existía un problema, para una vez detectado hacer lo posible por solucionarlo. Dulen asistía a la universidad vecina para visitar la clase de análisis de Auras y quedarse como oyente contemplando aquella aurora boreal humana a través de un espejo que hacía posible verla. Aquel día, contemplando el perfil energético de una alumna de la clase lo vio claro, él podría hacer de aquellas manchas de color una partitura, aunque no estaba seguro de qué podría pasar.
 
Presentó un proyecto en su universidad para hacer un estudio de ambos campos unidos, y siendo un alumno tan sobresaliente, no tuvo problemas en obtener la aprobación y el apoyo necesarios. Puso anuncios buscando voluntarios, y acudieron varias personas. Hizo una selección y comenzó el experimento con uno de ellos que tenía una afección estomacal. En lugar de hacer la partitura completa, tan solo incluía pequeñas partes de lo que veía, alternando unas notas definiendo la zona afectada y otras, dibujando con música cómo debería ser esa misma zona una vez curada.
 
Los resultados fueron impactantes, consiguió que mejorara la salud de aquel chico notablemente, y en dos semanas, en cuatro sesiones, estaba curado de aquella especie de úlcera que por la medicina más convencional, habría llevado un par de meses curar. Aquello se supo entre los gestores de la universidad y le facilitaron mucho más apoyo técnico a su proyecto, dejando de cuestionar completamente los materiales o equipos que pidiera.
 
Un Dulen adulto se sentó en su lujosa terraza de la zona más prestigiosa de la ciudadela mientras recordaba sus años de universidad. Le habían otorgado aquella ubicación de lujo por varios motivos, comenzando, cómo no, por su merecida posición social. Pero sobre todo, por la incapacidad de poder tener a los sanadores musicales en cualquier sitio; pocos habían salido tan buenos, y ninguno como Dulen, y se sabía que su equilibrio personal y bienestar eran vitales para que sus terapias fueran tan efectivas. Por ello, le habían concedido un apartamento reservado de otro modo a las más altas clases sociales. Allí podía divisar los otros módulos que colgaban de uno principal de la ciudadela, la bruma extendiéndose sobre el océano y las hermosas puestas de la Luz precediendo la noche. Quien quisiera tratarse debía acudir allí, y aquella pequeña ciudad, suspendida sobre el agua, se había convertido en un rincón de paz y cultura. Tanto era así que los teletransportes, que habitualmente en otras ciudades tenían en cada casa, no existían aquí. Había un puerto de teletransportación cerca de la plaza central, el único acceso a la ciudad sin emplear vehículos aéreos. Las eminencias de otras arteciencias también trabajaban en aquella ciudad, era un rincón del planeta muy especial donde la humanidad se redefinía a si misma encontrando su mejor posibilidad.
 
Dulen se recostó en su silla y siguió recordando sonriente su juventud, el día que encontró la clave que duplicaría la esperanza de vida de su raza, el que sucedió la magia y encontró la tecla divina, cuando ella entró en escena y lo cambió todo.

Continuará…

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5 Respuestas

  1. Tegala dice:

    Pero, pero…te lo pregunto en serio… ¿no te animas a escribir un libro de relatos o una novela? Tienes una imaginación maravillosa, talento y más talento… espero la segunda parte…
    Un abrazo.

    • KATREyuk dice:

      Muchas gracias cielo, la verdad es que esta historia la venía pensando desde hace un tiempo, o el concepto raíz al menos. Estoy muy orgulloso de ella, siempre he querido escribir un relato a la altura de alguno de los muchos de Asimov, y creo que este podría acercarse un poco.
      Gracias de verdad, un gran abrazo

  2. Shubhaa dice:

    Como Tegala, espero impaciente la segunda parte y ya puedo oir esa música de fondo…
    Abrazos que curan

  3. Olga dice:

    Totalmente de acuerdo con Tegala, tienes un gran talento y
    deberias atreverte a escribir y publicar un libro! La trama es
    original y muy interesante…esperaré impaciente la segunda parte!
    Un abrazo =)

  1. 3 de abril de 2012

    […] Pincha aquí para leer la primera parte. […]

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