Contra viento y marea

Ella está siempre ahí, contra viento y marea.
Por difíciles que sean las cosas, siempre tiene una sonrisa y un empujón, y si eso no es suficiente, cuando la ves llorar porque ella cae contigo en el agujero, sabes que no tienes más alternativa que abrazarla y aparcar bien lejos tus problemas para centrarte en darle el afecto que merece, y sacarla contigo de ahí a cualquier precio.
Su locura y vitalidad solo encuentran rival en su nobleza.
Caminar a su lado es un privilegio que se degusta cada día, compartir momentos con ella un tesoro que no has de perder para darle el inmenso valor que tiene.
Y si el mundo se cae… ella sigue en pie, para sostener a quienes le rodeen.
 
El obsequio de su amistad te hace sentir que quieres estar a su lado Siempre, es bonito tener en tu nevera un producto sin fecha de caducidad, que cada día parece más delicioso y hermoso que el anterior. ¿Cómo no va a dar miedo abrirlo? ¿Cómo no puede aterrarte la idea de que se estropee si no sabes cuidar algo así como merece?
A veces deseo abrir ese dulce postre mientras un ataque de amor me recorre, saltar a un vacío en el que sé que no estaría solo, y entonces toma forma esa imagen de paragüas y aguja de la brújula, ese miedo de que un gesto mal medido pudiera ponerle fecha de caducidad a algo tan esencial para mi.
Otras veces siento que si alguien lo degustara, no me importaría siempre y cuando le diera el valor que merece. Otras veces me aterra pensar que de ser así pudiera darme cuenta de la oportunidad perdida.
¿Es real el miedo o tan solo una parte invisible de mi gran coraza?
Miro de nuevo el tesoro que me ha obsequiado la vida… y quiero comérmelo, pero es más importante aún que siga ahí mañana para ayudarme a seguir creciendo, colaborando a hacerme mejor persona casi sin darse cuenta.
Sea cual sea la elección, sea cual sea el destino, sé que parte de él… será estar a su lado contra viento y marea, porque lo merece, porque es justo, y porque la parte sana más grande de mi corazón, es suya.