De vuelta de Picos
Cogí mis botas de montañismo sin estrenar, un chándal, un puñado de camisetas, calcetines y demás indumentaria, y con mi coche azul puse rumbo a Picos de Europa, una cita que llevaba posponiendo casi 20 años. Buscaba la paz, la tranquilidad, el silencio para escucharme e incluso, si la suerte me sonreía, un bis a bis con un elfo o una xana.
Encontré algo diferente… pero en cierto modo, lo que buscaba. Tuve la suerte de encontrarme con seres mágicos, y Paz y Ángel hicieron honor a sus nombres, tratándome como a un hijo, un amigo o un hermano, y siendo cómplices de una aventura inolvidable.
El río Zen
En algún rincón secreto del mapa hay un río dónde un hombre dedica sus vacaciones a diseñar equilibrios y armonías con piedras. Y cuando caminas junto a esos arroyos, el ruido te invade, y te dejas conquistar, tus ojos te ayudan en la tarea al hacerte llegar tan curioso espectáculo.
Caín y la ruta de los Cares
Si el Río Zen es un paisaje secreto, Caín es todo lo contrario, un paraíso que recibe la visita de miles de personas cada año. Un pueblo escondido entre las montañas, regala a sus visitantes una visión espectacular. Y además de ese paisaje que te recuerda que eres una aguja en un pajar, la ruta de los Cares es el mejor regalo que Caín dispone para sus visitantes. Una ruta entre montañas, con puentes, cuevas, acantilados y pequeños tesoros tras cada recodo. Cómo la grandeza de Caín no cabe en una fotografía, os pongo esta del Mirador del Tombo.
La prueba de Fuente Dé
Y en uno de los valles se esconde Fuente Dé, un sitio donde hay un teleférico que te sube a casi 900 metros para poder emprender el asalto a la montaña con más opciones. Arriba, paisajes grises y senderos imposibles llenos de piedras que torpedean tus pies junto a ascensos matadores y descensos nada fáciles. La recompensa, un visión mágica al llegar a la cima, el buen ambiente entre los montañistas, y lo bien que sabe el bocadillo tras dos o tres horas de marcha.
En los Horcados Rojos aprendí a jurar en hebreo, que las piernas y los pulmones no son más importantes que la cabeza y la voluntad, y al llegar, la vista del Naranjo de Bulnes me dejó sin palabras. Aquí una foto de un aprendiz de montañero que había recorrido un cuarto del camino, cuando el iluso creía estar a la mitad.
¡Cuantas cosas podría contaros de estos días…! pero sin duda, lo mejor, ha sido encontrarme con un grupo humano excepcional, que pese a sus 60 años de media me imponían un ritmo complicado en las rutas y me enseñaron mucho sobre la vida y sus menesteres. Volveré siempre que pueda a mi rincón de León, donde cada paso inicia un camino que los pies encuentran por si solos, sin saber exactamente qué secreto hace que lo sencillo y lo complicado viajen tan de la mano. Allí puedes gritarle a la Luna que no te gusta la gente boomerang, y ella sabrá sonreírte para decirte que todos tenemos un rol y un sentido en un ovillo repleto de hilos de colores, que en esta vida todo es a la vez, un ensayo y la gran función, un sendero… y tu destino.
De repente me han entrado ganas de hacer el Camino de Santiago, o cualquier otro, de conocer caminantes, dejar atrás pesares y decepciones, conquistar horizontes y comenzar libretas en blanco… porque esta vida, siempre y cuando sobre todo, es de lo bueno lo mejor, de lo mejor… lo superior, y merece nuestra mejor cara.
Un abrazo
Precioso viaje, espero que te aportara todo lo que necesitabas.
Un besote enooorme
Magnífico viaje y maravillosas vivencias. Un viaje de este tipo es perfecto para escapar de todo y venir con ilusiones renovadas.
Un saludo y gracias por permitirnos disfrutar de este viaje en fotos.
Gracias a ambas por vuestro comentario :)
La verdad es que si han sido unas vacaciones completas…
ahora la dura vuelta al mundo real :P
Un abrazo
Creo que ha sido una gran elección el destino elegido para tus vacaciones. Un viaje espectacular y una gran experiencia estar en contacto con la naturaleza pura…tan cerca del cielo!! Excelente para refrescar el alma y la
mente!! Preciosas las fotos!!
Un abrazo grandote :)*