In-Contradictoriamente felices

Aquel día llegué muy cansado del trabajo, abrí la puerta mientras ilusionado decía «Hola cariño» en voz alta. Entré en el estudio y dejé la mochila en la mesa del Mac, y tras coger una pequeña bolsita que había traído, fui al salón en busca de ella.
Allí estaba en el sofá, leyendo un libro tranquila, con unos pantalones cortos que me encantan por esa tela tan suave y holgada con la que están hechos, y una camiseta morada de tirantes. Siempre he pensado que no hay nada más hermoso que la mujer que quieres en pijama, y ese instante era la prueba misma de aquello.
Dejé la bolsa en la mesa y me senté a su lado, y le di un beso en los labios.
«Te he traído tus gominolas favoritas» – le dije
«Ahhh! mmm Gracias» – me contestó
Algo no cuadraba del todo, estaba algo rara… pero opté por dejar seguir la tarde para que se revelara por si mismo aquello extraño que había en el aire. Me dirigí al estudio para leer con detenimiento algún correo que había dejado pendiente en el móvil, y 10 minutos más tarde lo había dejado resuelto y comencé a pensar en la cena.
Fui de nuevo al salón y le dije: «¿Qué te apetece cenar?»
«Me da igual» – contestó, de nuevo sin pasión, y de nuevo con un tono extraño.
«Voy a hacer un revuelto de espárragos» – le dije, y acto seguido, puse rumbo a la cocina.
Poco después, se levantó y se vino conmigo la cocina, se apoyó en la puerta. Mientras tanto yo guardaba el contenido del lavavajillas en las diferentes estanterías de la casa.
«Hoy he conocido a un chico muy majo» – me dijo.
«Ahas» – contesté, pareciendo más un mugido que una palabra
«Era un chico encantador y me dijo que tenía unos ojos preciosos»
«Ahaaas» – contesté, esta vez… mas largo aún
«Me dijo que le parecía muy divertida y muy lista» – continuó
Sabía por donde iba todo aquello y dudaba sobre qué camino seguir. Para la opción de la sumisión y escurrir el bulto era tarde ya, y la de contraatacar era me daba algo de pereza, había sido un día tranquilo, no quería alterarlo. Tras demasiados bultos escurridos… esta vez tocaba contestar.
«A ver ¿Qué quieres que te diga?» – contesté
«¡Qué te importa! ¡que te importo…!» – dijo ella enfadada
«¡Claro que me importas! ¿Acaso lo dudas?»
«No lo dudo, pero… estás siempre tan tranquilo, parece que tienes todo bajo control o que no te importa nada ¡Quiero que me digas que no vuelva a hablar con él! ¡Quiero que me digas que soy tuya! ¿Sabes qué…? Paso de ti tío…»

Se fue al dormitorio seguida de un portazo. Yo me quedé de nuevo en aquel callejón de la mente tan familiar, a un lado la salida que elegiría por mi mismo, al otro la que debía escoger en aquel momento. Así que el corazón dejó sitio a la cabeza, era momento de que Bruce Banner se convirtiera en Hulk, y yo sabía que no debía contenerme, era lo que ella quería, y yo… yo la quería a ella más que a nada en este mundo, ella era el amor de mi vida.
Abrí la puerta del dormitorio despacio e irrumpí allí.
«¿Qué quieres?» – le dije levantando la voz
Ella me miró con odio, pero no contestó.
«¿Quieres que me vuelva un loco celoso y posesivo que no te deje vivir? ¿Eso es lo que quieres? Deberías saber que a ti y a mi nos unen muchas cosas, tu para mi eres imprescindible, y si necesitas elogios de otras personas, ponle rumbo a tu camino y que te lleve con ellas, creo que por mi parte no te faltan palabras bonitas y sinceras todos los días. ¿Crees que con alguien podrías ser más feliz? Pues venga… ¿A qué esperas? ¿No te has dado cuenta aún que yo quiero verte crecer y no encerrarte para que nadie te vea? Eres preciosa y el mundo se merece disfrutar de ti, eso hará que te elogien, y es normal, yo lo llevo razonablemente bien ¿Porqué quieres que eso cambie?
Yo elegí mi camino, mi destino, y quise construirlo junto a ti… por tu calidad humana, tu forma de ser, por lo maravillosa que eres y lo divertida que es la vida a tu lado, porque me había enamorado de ti antes de verte, y cuando te vi por primera vez me volví a enamorar, nos complementamos a la perfección… ¡sé que me quieres! ¿Porqué buscas el conflicto? ¿Porqué necesitas pelea? ¡Ea! ¡Pues nada! ¡Aquí la tienes! ¡Si quieres cenar acaba tú de cocinar! ¡Yo no tengo hambre! ¡Esta noche duermo en la habitación de invitados y déjame en paz!
»
Cerré la puerta contundentemente.

No creo que se diera cuenta aquel día de la parte de razón que yo podía tener, creo que mas bien… verme así consiguió lo que ella necesitaba, avivar su fuego. Entró en la habitación donde yo estaba 15 minutos más tarde, yo era Bruce Banner de nuevo y estaba tranquilo, culpable, triste… la miré de lado… todavía bastante enfadado.
Comenzó a mirarme con esos ojillos perversos y esbozó una sonrisa pícara. Se acercó a mi sosteniendo aquella mirada mientras caminaba sensualmente con la sonrisa volviéndose cada vez más intensa, se tumbó a mi lado y me besó con pasión durante un buen rato… su mano comenzó a desabrocharme la camisa, y luego el cinturón, y mientras seguía besándome, se apartó y me dió una bofetada suave mientras me susurraba al oído «No me hables así» y bajó lentamente esa misma mano por mi pecho camino del pantalón entreabierto…

¡Dios! Adoro las reconciliaciones…

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3 Respuestas

  1. Susi dice:

    Hace poco leí en un artículo que las mujeres en las consultas cuentan que, en ocasiones, ver a su pareja en su versión más firme y tajante les resulta excitante; que la adrenalina que les produce el sexo tras una discusión les hace revivir y disfrutar el deseo y gozo de los primeros momentos de la relación de pareja. Por el contrario, también comentaba que muchos hombres necesitan un buen clima dentro de la pareja para llevar a cabo un encuentro sexual y les cuesta entender cómo a algunas mujeres se les despierta la libido justo en esos momentos.
    A mi entender, zanjar los problemas de este modo no tiene por qué ser un problema, y puede resultar incluso positivo siempre y cuando por sistema no sustituyamos el diálogo por sexo y, ante todo, manteniendo el respeto hacia el otro y hacia nosotros mismos.
    Un besito cielo :)

    • KATREyuk dice:

      Yo cada día tengo más claro que «los Ángeles no van al cielo» y que un hombre (y una mujer) debe tener un balance entre bueno y malo, decantado siempre hacia lo primero. Las relaciones planas son aburridas, si quieres sentir con intensidad debes mentalizarte que tocará sufrir en algún momento, pero es mejor esos altibajos que tener una vida aburrida y «sin sal».
      El diálogo debe estar ahí, claro, y a veces debemos ser dominantes, y otras dominados, a veces con carácter, otras todo dulzura… el equilibrio no es, en este caso, ir por la línea de en medio, es no salirse mucho de la carretera, pero ir de lado a lado.
      Un abrazo niña

  2. una princesa dice:

    Que te puedo decir.. que alguna vez me he comportado como ella buscando ese beso de pasión, ese abrazo que te aprieta hasta cortarte la respiración… necesitando que me digan a gritos lo mucho que me quieren. A veces, las palabras no bastan. a veces, los hechos no bastan. Somos el gran enigma de esta vida ;)
    Muak

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