El Sueño

Anoche soñé contigo…
Mirando tus ojos me sentía confuso, perdido… lleno, feliz. Mientras cogía tus manos encontraba extrañamente y de repente la razón de ser de las mias, y ellas eran capaces de hacerme sentir como nunca eso que llaman hogar. Me hablaban de un modo místico, había desaparecido mi cuerpo y mi piel era ahora mi alma, y con tus uñas la acariciabas en cada yema de mi dedo, deslizándote quizás sin darte cuenta por la raiz misma de lo que soy.
Mis ojos recorrían nerviosos tu cara, estabamos tan cerca, tu olor conseguía invadirme y paralizarme, y tan solo podía contemplar esos labios tan perfectos, la estrella que tienes en tu cara, ese pelo tan libre como esa magia que pudiendo elegir a cualquier otra persona te rodea a ti… cada nuevo paseo por tu rostro me devolvía al mismo punto, en el que me encontraba de nuevo preguntándome como podía existir algo tan bonito, tan deliciosamente divino, algo tan distinto a todo que todavía carece de adjetivos.

Soñé que te besaba, que mis palabras torpes y nerviosas no decían más que tonterías, que desequilibrabas mis sentidos, que tu piel era tan suave que erizaba la mía, que tus lunares un mapa que deseaba mas que nada aprender de memoria, tus labios se fundían con los mios sacándome de mi ser y suspendiéndome en una nube que había olvidado desde aquel primer beso, hace muchísimo tiempo. Tembloroso me preguntaba si aquello era real, todo mi ser me gritaba que era un sueño pero de nuevo la calma de tu mirada me decía que no era así, en tus ojos mi verdad, la calma, el fin de mis búsquedas sin fruto, sentirme completo, y me tranquilizaba… olvidaba mis dudas y disfrutaba de aquel mágico momento que no quería que terminara, sin pensar en los minutos que me quedaban… besarte era algo tan fresco como el mar, tan puro como la montaña, un nuevo sentimiento que no puedo explicar con mi limitado diccionario, ahora me siento más que nunca un torpe chico de ciencias mientras me pregunto si con las letras de los grandes maestros podría describir el escalofrío de un beso tuyo, el sabor tu piel, el olor de tu ser… mientras mis labios te acariciaban algo dentro de mi me decía que pertenecen a esa preciosa superficie que te envuelve, y eso no hacía sino acrecentar esa sensación de hogar.

Me despierto al día siguiente, sin saber todavía si fué un sueño o no, buscando tu olor en la mano con la que acariciaba tu pelo al besarte, cierro mis ojos, busco, busco… concentro todos mis sentidos en ello, y cuando no lo logro me invade un terrible y feroz miedo, ¡tiene que haber sido real!, y cogiendo el aire para un desesperado suspiro lo encuentro… ¡es tu olor!, el que conocí con el primer abrazo, el que se metió por debajo de la puerta de mi alma con el primer beso, y que se quedó en mi corazón con los sucesivos… y por un momento pensé que no había sido un sueño, y me acosté de nuevo… todo mi ser se fundió con mi cama con un solo pensamiento, una necesidad, todo lo que yo era se había convertido en un suspiro… el de un nuevo día precedido de otra noche, en la que volver a soñar contigo.