Que no te engañen, hay algunos humanos menos humanos que otros.

El otro día tuve una ardua discusión sobre política con una amiga brasileña. Ella defiende a Bolsonaro, y yo, viéndolo en compañía de otros fascistas, tengo claro que nunca estaré en su equipo, y que si solo hay dos opciones, y la otra es un socialista corrupto, prefiero eso a una persona que guarda silencio cuándo sus simpatizantes invaden las instituciones democráticas, deseosos de un golpe de estado, algo que anteriormente habíamos visto con los seguidores de Trump, una de las mayores mierdas que ha tenido la humanidad en sus filas. A los Bolsonaristas les da igual que les hables de que defiende las dictaduras, que quiso devastar el Amazonas antes de irse, o que se le acusó de crímenes contra la humanidad por su manejo de la pandemia, por no hablar de que llamó imprudentes a los contrarios a él «desaparecidos». Según ellos, todo es una conspiración, no es un fascista de manual, y siempre quiso lo mejor para Brasil y su gente.

En un mundo tan polarizado, me encantaría seguir siendo punto medio,
     pero el cinismo me supera.
El cinismo de «pertenezco a una protectora de animales»,
     pero «me encantan los toros y es algo sagrado».
El cinismo de «voto a Ayuso porque defiende la libertad»,
     pero «las mujeres no deberían tener derecho al aborto».
El cinismo de defender argumentos en contra de los derechos humanos,
     y querer ser considerado un ser humano.


La sede del Partido Nacional Fascista (Roma, 1934) vía flickr

Hablaba de esto mismo Miquel Ramos en su artículo «Resistirse a la empatía y abrazar la barbarie«, muy acertado y humano, en el que hablaba de diferentes ejemplos que ponen la piel de gallina de faltas de calidad humana preocupantes por una parte de una sociedad, que tenemos claro a qué lado vota ¿no?
¿Alguien duda a quien vota un policía desbocado que parte cráneos con su porra sin previa provocación? ¿Apostarías algo sobre qué partido político votan los integrantes de una «manada» que violan a una chica? Que yo no digo que no haya grandes personas entre la policía, que he tenido buenos amigos guardias civiles o policías, e incluso siendo de derechas, no carecían de sentido común y humanidad, pero ya va siendo hora de poner los puntos sobre las Js… y dejar de agachar la cabeza ante los fascistas que van en aumento cada día. Y que sí, que hay «rojos» autenticamente demenciales, pero llaman menos la atención entre tanto fascista que últimamente habla sin la menor vergüenza.

Pero por desgracia, en este mundo hay gente así…
gente que cree que sacar a un indigente de la calle a manguerazos es justificable,
gente que mata con un taser a una persona por no tener el color de piel que le gusta,
gente que cree gracioso hacer chistes de violaciones, vejaciones o minusvalías,
gente que cree que la única religión buena es la suya, y que los monaguillos exageran,
gente que cree que se vivía mejor con un gobernante bajo cuyo yugo nunca vivieron…
Gente carente de bondad o humanidad con la que por desgracia, compartimos planeta.
De ser por nosotros, les daríamos otra tierra para que destrozaran con sus barbaries,
de ser por ellos, nos lanzarían al espacio para vernos explotar como palomitas de maíz.



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