Incluso los fachas tienen corazón

Por desgracia, nos ha tocado vivir épocas complicadas, y muy poco coherentes. Seguro que los que somos de izquierdas estamos constantemente poniéndolas de manifiesto (cuando sea así, podéis decírmelo, en lo que me atañe), yo hoy… hablaré de algunas que he visto últimamente y que de verdad… me dejan patidifuso, en el bando más derechoso de esta polarizada sociedad.

Aquí Borjamari, se declara pro-vida y cree que el aborto debería estar prohibido, y luego vota a Ayuso, porqué… eh «¡Libertad!». Considera que el maltrato animal es un crimen que debería castigarse con la muerte, pero le gustan los toros y lo «mucho Español», y considera que a los que quieran cruzar el mediterráneo… deberían ser mandados de vuelta nada más llegar, que nos quitan el trabajo. Su perro es lo único negro que tolera en su vida, todo lo demás, cuánto más lejos mejor… al igual que los catalanes, que le dan alergia, ni se ha molestado en conocerlos ni piensa hacerlo, cómo los vascos, basura independentista. Esas etiquetas vienen en el mismo pack de su bandera, la de Colón. La eutanasia es un invento de satán, la Iglesia lo deja claro, y el que manda ahora en Roma es un rojo de mierda que arderá en la hoguera. Su abuelo lleva 10 años con respirador, y además de usar con inteligencia su pensión, lo llevan a votar a Ayu que todo suma para una España más grande y honesta. Ah! Y últimamente ha añadido a sus stories vídeos de hombres acariciando terneros… ¿Creéis que ha dejado de comer carne? No.

Paqui, por otro lado, sonríe a sus 41 años en su perfil de twitter. Su frase vital es «Sé el cambio que quieres ver en el mundo«, una frase de Gandhi, un indio ilustre al que de conocer en persona, detestaría por negro y pobre. Se lamenta de que Ana Peleteiro haya ganado una medalla sin tener raíces españolas, aunque sea 100% gallega (para no decir abiertamente que le molesta el color de su piel). Alguien le responde en twitter que nuestro Rey, Felipe nosecuantos, es hijo de una griega, y le escuece «No es lo mismo«. Dice que vota a Ayuso aunque seguro que no le importaría darse un coscorrón con Abascal, se ofende si alguien caucásico sufre un altercado con la policía y no hay manifestaciones como hubo por lo de George Floyd, no entiende nada. Viendo lo que dice te das cuenta de que sólo vomita y repite el odio de su grupo de odiadores, es más que probable que ya no recuerde cómo era tener amor en su vida, y dudo bastante que haya pasado del «misionero». Otra defensora de perros abandonados pero amante de los toros, otra que se cree fan de los animales pero que cree que a los humanos que nadan por su vida, habría que dejarlos ahogarse, coherencia en estado puro.

Se puede vivir en el amor o en el miedo.
Ellos ya han elegido.

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