«Llamada de madrugada»

El despertador de LED rojo de mi mesilla marcaba las 5:33 cuando sonó el teléfono.
Lo cogí y no sé si dije algo o no, pero una preciosa voz de mujer empezó a hablar.
 
Vale, fuguémonos juntos, comencemos de cero.
Hazme sitio en tu casa que voy para ahí y desde mañana será nuestra.
No sé si podrás contagiarme tu optimismo, pero sé que tienes besos y paciencia de sobra ¿verdad? Dibujaremos juntos algo único.
Tú pones el tocadiscos, yo toda la ilusión que me queda en mi hucha, Te Quiero.
 
Acto seguido colgó.
Se me abrieron los ojos más de lo que nunca se me habían abierto.
No sabía quien era aquella chica ¿se había equivocado de número? Sin duda era así, pero sin embargo aquellas palabras parecían encajar conmigo, con mi estado sentimental y anímico en la vida, pero estaba seguro de no haber escuchado nunca aquella voz.
Tuve un mal presentimiento y me dió un vuelco el corazón al ver un «número privado» en la lista de llamadas de mi móvil, no podía llamarla ni indagar, eso era todo lo que jamás sabría de aquella voz. Impotente, sin opciones, he de confesar que lloré hasta quedarme de nuevo casi dormido sin aire ni lágrimas.
Una hora después, a las 6:29, sonó de nuevo mi móvil.
Lo cogí sobresaltado e incapaz de hablar.
 
Perdona, te llamé antes… yo…
 
Sí — le respondí — lo sé, tú… no tienes mi dirección. ¡Apunta!
 
Al otro lado, hubo un silencio que pareció eterno, y luego, aquella dulce voz respondió:
 
— Vale, te veo mañana
 
Y solo nos hizo falta esa casualidad.