Sin ausencia no hay añoranza…

…y sin añoranza, el amor no merece ser vivido.

Permitidme empezar por el suceso que hizo posible los posteriores desvaríos, el descenso de mi querido Depor 20 años después de subir a primera división, algo que sin duda hará llorar a muchos corazones gallegos esta noche… pero hay que ser positivos, y mis pensamientos fueron por el mismo sendero de una gran cita de un capítulo que vi minutos después de una de mis series favoritas: «Algunas veces las cosas deben romperse para que nazcan otras mejores»
El Depor, tras el esfuerzo por ascender y sus primeros años donde valoraba su fortuna y el esfuerzo dedicado a ella, despilfarró dinero e hizo el idiota, no fue capaz de construir un equipo competente, y tras unos años en la cuerda floja, descenderá. Tiene dos opciones, hundirse y desaparecer, o aprender del tropiezo y hacerse más fuerte, sanear su economía y aprender la lección de que cuanto mayor sea la bofetada, más se aprende y más fuerte y decidido has de levantarte.
Dejaré de lado el fútbol, aunque iniciara ese pensamiento… si bien, más que nunca ¡Forza Depor!

En este mundo, nos hace falta optimismo, agachar la cabeza es mucho más fácil que levantarla y mirar al cielo, aunque unas lágrimas nos resbalen por la mejilla, el camino fácil, es, sin duda, doblar la rodilla o echarnos al suelo. Es bonito aunque duro echar de menos a alguien, pero si eso sucede, es porque ese alguien significa algo para ti y se ha ganado un pedazo de ese eterna metáfora que llamamos corazón. Duele mucho más la indiferencia, cuando alguien vital para ti cada día lo es menos, y cuando tras un tiempo en que le dedicabas cada sonrisa o cada respiración, eres capaz de hacer ambas cosas sin pensar en esa persona. Una de las lecciones más duras y bonitas que he aprendido es lo equivocados que están quienes creen que amor y odio son sentimientos contrarios, sólo la indiferencia es antónimo de ambos.

Si pudiéramos disfrutar la semilla en cada contrario todo sería más fácil sin el ahogo de nuestros miedos y las vacilaciones de nuestras dudas.
El amor en la ausencia, el comienzo en la ruptura, la derrota que da valor a una victoria, el principio que nace de cada final… los días sin noches serían como la sal sin azúcar, un vacío sin el cual el alma humana se marchitaría o se volvería loca.

PD1: Qué larga se me va a hacer la espera hasta la próxima temporada de «How I met your mother»
PD2: ¿Cómo puede ser tan genial Juego de Tronos?… cada capítulo es mejor que el anterior.
PD3: En Julio empieza la 8ª de «El Séquito«, otra serie de las que dejan huella.
PD4: Dejaré en la mesilla pensamientos y deseos que se perderán… cómo lágrimas en la lluvia, es hora de dormir.