Divagaciones sentimentales

Me encanta observar este mundo y permitirle que inunde mis ojos, como si yo fuese un principito que nunca lo hubiera visto antes, ver a la gente y deducir de sus gestos que hay tras ellos, entender las cosas que pasan tanto buenas como malas… lo que hemos vivido explica lo que somos, así que creo que mirando lo que una persona es hoy por hoy puedes viajar por su vida, a veces casi como si fuera un libro, y saber de donde ha venido, y quizás, cual es su destino…

Creo que llega un determinado punto en esta vida en el que crees estar de vuelta de muchas de las cosas que te deparan este mundo, y si bien es raro el día que no aprendes algo o te sorprendes con cualquier tontería, crees equivocadamente saberlo casi todo de algún tema como puede ser eso que llaman «amor».

Pero nada se puede dar por veraz en ese campo, y poco o nada tiene que ver con la lógica, eso seguro, se entremezclan el deseo, la necesidad, la soledad, el propio amor y otros elementos como la belleza, la diversión, los celos, las pasiones comunes, y un excesivamente largo etcétera. Yo he vivido tantas cosas, todas tan distintas, desde las inolvidables a aquellas que me gustaría olvidar si no lo he hecho ya, y aún así, sigo sin comprender los designios y muchas de las encrucijadas de estos laberintos sentimentales del corazón. El tiempo te enseña que cada relación y cada pareja establece sus propias reglas, y que si ambos las consideran adecuadas, son válidas por extrañas que parezcan a los ojos de la sociedad.

¿Qué hay en muchos amores que no sea simple necesidad?
¿Cuantos amores habrá que sean poco mas que una amistad?

A veces se apaga el fuego de mi creencia en amores eternos, que como decía el Maestro «que duran lo que dura un corto invierno», pero veo un ombligo o el final de una espalda, y junto con esa llama de pasión y deseo se aviva el sentimiento que me hace saber que a todos nos falta un trocito hasta que encontramos a esa persona especial cuyo destino se abraza con el nuestro ¿Tendremos todos derecho a eso? Quizás si, tal vez no… en cualquier caso, lo que nos hace llegar a ese punto es el camino… nunca aprendes a valorar algo si lo logras sin esfuerzo y perseverancia.