Series salvavidas
El otro día, en un revisionado de The Big Bang Theory (2007–2019), comentaba con mi compañera cómo los guionistas le tienen una manía atroz a una serie que sin embargo a mi me encantó en su día, Babylon 5 (1993-1998), y a la que además considero una salvavidas para mi. Así que, discrepando mucho con mi querido Sheldon Cooper, para mi esa serie siempre será una imprescindible, que en un momento de mi vida en el que era incapaz de pensar en otras cosas que no fueran una ruptura sentimental, me distrajo lo suficiente para ir avanzando en mi curación en el camino a la luz.
Y jamás olvidas a quien te ayuda en tu camino hacia la luz, más aún cuándo es desde el más profundo de los infiernos.
No al mismo nivel, obviamente, pero estos días he encontrado otra serie mágica que me ha animado mucho. El Príncipe Dragón (2018-2022), una serie de animación para todas las edades que me recordó ese ritmo aventurero de La Leyenda del Buscador, pero sin los tintes BDSM que tenía aquella serie, con las Mord Sith vestidas de cuero, y cómo Confesora, lideraba la serie una Bridget Regan que nos dejó a todos prendados, y que hizo que nos derritiéramos al verla en John Wick.
La serie del príncipe dragón es fácil de ver, bonita y amena, en eso sí que me recuerda a mi imprescindible Trollhunters (2008-2010) que hizo el maravilloso Guillermo del Toro.
Y es que hay series que te conquista des-pa-ci-to, y que cuándo te quieres dar cuenta ya te han hecho suyo. Para mi el Príncipe Dragón es de esas series, y ya siempre tendrá un hueco especial en mi corazón.
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