Idiota optimista

Sonrío, y no puedo evitar sentirme un poco gilipollas, pero uno contento y optimista, de los que abren puertas con más sonrisas qué vaselina, de los que cuando se caen, siguen caminando por mucho que sangren sus rodillas. Al fin y al cabo, todos somos idiotas en algún momento, es deliciosamente humano, y en contraposición también nos sentimos dioses en otros momentos. Creo poder decir que nadie es absolutamente ni una cosa ni la otra.
Mi silencio, el que últimamente tengo con este diario personal, no se debe a un cuarto oscuro y a la ausencia de clima, sino todo lo contrario, como suele pasar en mi, y es que desde hace años no me gusta hablar cuando ni yo mismo soy capaz de discernir qué tengo ante mi. Ese remolino de sensaciones me recuerda a aquella canción de Paco Céspedes, más por el nombre que por otra cosa, no me gustan estas baladas pastelosas por si mis recuerdos me traicionan y se dejan llevar a un estanque de melancolía en el que no me gusta demasiado mojarme los pies.

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Espirales al centro de mi alma…

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«…Tu amor es el perfume que trajo el viento,
si te vas a marchar,
llévate antes mi cuerpo.
Cuando ya no pueda más,
voy a salir a volar,
voy a buscarte,
y cuando tenga,
tu amor sincero,
volverá la luz de nuevo,
a mi Universo…»

No necesito bombillas, sé ser vela, y cuando tengo poca mecha, sé quedármela para mi mismo, mi vanidad ya no es lo que era ni necesita que rescate princesas o ogras en torres altas, valoro mis energías, e intento cuidarlas, por mi, en mi; pero mentiría de no decir que a veces la vida tiene baches o decepciones de las cuales te lleva un tiempo recuperarte, y que te dejan confuso y atontado. En tiempos así, cuando no sabes dónde está el Norte o el Sur, valoras mucho a tus estrellas más brillantes, las que iluminan con niebla, lluvia o Sol, y que te hacen pensar «si personas como estas brillan así para mi, quizás es que lo merezco«. Debo agradecérselo individualmente… por ellas mismas, y por todas las estrellas que apenas se quedaron en cerillas u hogueras.
Por delante, un mes lleno de ilusiones y motivaciones, que vivir muy fuerte, donde agarrar cada momento único que seguro me regalará, llevo mucho tiempo esperando todo lo que vendrá ahora, ya os iré contando.

Esta noche será la última en Bruselas, donde he pasado una semana con un apasionante y agotador proyecto de trabajo. Me he reencontrado con mi querido Goupil le Fol, que sigue siento uno de los bares más increíbles que he visto, y que recomiendo sin duda a quien visite la capital belga.

Añoro mi casa, no puedo evitarlo, y le llevo un poco de aroma belga.
Y quizás cuando llegue, seguiré echando de menos cosas que aquí me han faltado…
pero ese es otro problema del que me encargaré mañana.

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2 Respuestas

  1. malu dice:

    Sublime, se te echaba un poquito de menos, sobre todo los Martes alrededor de las siete de vuelta a casa.

  2. Su dice:

    Querido Ave Fénix, tú más que nadie sabes que la vida es morir y renacer constantemente. Atravesar cada estación saliendo de cada una de ellas con una sonrisa nueva, en la que siquiera te reconoces.
    O como decía Dalí: «La vida es aspirar, respirar y expirar».

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