Lo idiota que te sientes al ser bueno

Estos días mi compañero y yo le hemos dado muchas vueltas a el tema de hacer favores (no sexuales) a quienes nos rodean, y de cómo a menudo tienes la sensación de «si lo sé no hago nada» dado el comportamiento de la gente. No solo no obtendrás ni un sincero agradecimiento sino que encima… la vida te hace pagar un precio. Cuando en lugar de un correcto y justo «Ese no es mi problema«, intentas ayudar a alguien, puedes verte inmerso en la curiosa vuelta de tortilla de que alguien te diga «¡Ey! ¡Tú eres el culpable de aquello que intentas arreglar!«, y es entonces cuando acude a ti una fantasía masturbatoria de imaginarte con un mono amarillo de latex y una katana haciendo de Uma Thurman en Kill Bill, con tus compañeros, conocidos o extraños como actores secundarios y efímeros protagonistas.

El hecho de que hacer cosas por la gente tenga estos inconvenientes intenta enseñarte dos conceptos claros: En primer lugar… eres gilipollas (Que nooooo, es broma); En serio, en primer lugar, los buenos actos rara vez tienen recompensa, así que (en segundo lugar), cuando hagas algo, hazlo por ti, no por los demás.
El expolio al que se nos somete a los «frikis/informáticos» es a menudo abusivo, y solo una de cada 100 personas agradece proporcional y adecuadamente el asesoramiento, la solución, el tiempo empleado en arreglar esos problemas que se les quedan grandes, y pese a que yo pensé que no sería así, siento que la barrera entre los «admins» y los «users» es cada vez mayor, y se autoconsideran «Dioses» aquellos capaces de manejar el Prezi en su iPad, lo cual no deja de ser tan divertido como triste.

Todo el mundo sabe usar el Whatsapp (ahora propiedad de Hellbook), pero pocos se preocupan de cómo se instala un Windows y se debe mantener un ordenador limpio, es más fácil preguntarle al friki de turno que adquirir el conocimiento necesario y documentarte sobre cómo hacer cosas más complejas. Más de una vez la gente me ha demostrado que si hay interés se aprende, y si no quieres complicarte, intentas conseguir que lo haga otra persona.

Y dejando de lado la tecnología… en la vida en general, ser bueno parece una invitación al expolio, a que la gente se aproveche de ti cuanto pueda mientras lo necesita para después dedicarse a otros menesteres sin ni tan siquiera dejar una nota en la mesilla metafórica de tu vida. Quizás el problema sea nuestro, por no darle valor a lo que hacemos, ponerle un precio, aunque luego no reclamemos esa factura, agachar la cabeza y no decir nada en lugar de con voz fría y medida susurrar «Oye, idiota ¡No!«. ¿Cuantas veces alguien nos pregunta «qué portátil me compro» y luego hacen lo que les sale del ojete o se compran algo por «bonito»? O alguien te da la paliza con modelos de móviles, y al final se coge un plan extorsionador de 2 años donde le dan un puto iPhone por el precio de un litro de sangre de Unicornio.
Son referencias concurrentes que nos encontramos algunas personas… y este post, el inevitable y necesario desahogo que me dará para unos cuantos meses.

Y dicho sea de paso… gracias por escucharme.
Con esa mala energía liberada… estoy listo para el fin de semana.