Sin despertar

Tumbado boca arriba, buscaba entre los dibujos del techo el aire que me faltaba, mientras el sudor empezaba a refrescarme según el pulso bajaba lentamente.
— ¿Te ha gustado? — me preguntó
— Mucho, creo que se me nota… — respondí tan agotado como sonriente
— ¿Por qué nunca hemos sido pareja? — preguntó ella.
Abrí los ojos sorprendido, y tras relajarme, respondí:
— Tú misma conoces la respuesta ¿no?
— ¡Pues no! ¡Respóndeme! — dijo ella
— Pues ya lo sabes corazón… cuando yo quería estar contigo, tu pensabas en otro hombre, cuando yo me deshacía de la ilusión de estar contigo, tu querías estar conmigo… y así iba la marea, y aunque eres original, preciosa y una gran amante, yo buscaba una plenitud y un equilibrio que me parecía complicado encontrar en una persona que baila al ritmo de las Lunas y las noches.
— Ya… pues será que nunca me quisiste de verdad — susurró indignada
— O será que siempre estuve «yo» por delante de ti, que mi salud mental era más importante que tu – le respondí yo sin miedo
Comenzó a acariciarme el pecho y me besó en el hombro, cada vez con más pasión. Entre beso y beso, hablaba…
— Pero tu sabes… que estamos muy bien juntos… nadie me entiende como tú… el sexo es muy bueno… y tu sabes domarme como nadie y tranquilizarme con tus brazos y besos… podemos compartir tantas cosas…
Saliendo del adormecimiento de besos y caricias, le respondí en voz baja:
— Si lo sé, conozco tus virtudes, y tus defectos, incluso quizás… podría convivir con ellos, aunque tendría que enseñarte algo sobre aumentar el respeto a los demás y eliminar cierta bordería al hablar. Pero el problema es que soy uno más, un peón que puede llevarte a una vida que deseas con locura… familia, matrimonio, hijos… para ti lo importante es el destino, y para mi, es justo lo opuesto, no me importa el destino si la compañía es la adecuada. — respondí, elevando la voz con cada palabra, hasta que acabé hablando normalmente.
— Cuando hablas así — respondió al cabo de un rato ella — no sé si quiero darte una patada en los huevos o follarte hasta que te corras y entonces agarrarte con mis piernas para ver si tengo la suerte de que me hagas un niño.
— Esa dualidad la pones de manifiesto en muchos ámbitos corazón… — dije apaciguador
— mmmm Me pone tan cachonda que me llames corazón — dijo ella con voz melosa
E hicimos el amor por segunda vez aquella noche… y se acabaron las preguntas, por unas horas, al día siguiente tocaría despertar, mezclando con el café la cruda realidad y aceptando que hay historias que no tienen ni principio, ni final.

Beautiful image from Stockvault. Called «Enjoying Ocean Drive, Miami Beach, Janua», from Giovanni Gagliardi (thanks)