Sueños de Robot
Casi nadie sabe que el primer nombre de este blog, hace más de 8 años, fue «Sueños de Robot«. Le duró poco, y acabé optando por la canción de Sabina que me ha acompañado hasta aquí. Pero hoy no hablaré de aquel libro de Asimov que durante un mes puso nombre a este rincón, y sí hablaré de algo que me llevó a aquella misma frase.
Hoy pensaba en cómo los procesos laborales, la optimización de las tareas y el tiempo, la gestión teóricamente perfecta, la supuesta excelencia profesional… la regulación de todo lo que hacemos, parece perseguir un único objetivo: convertirnos en robots. Cierto es que hay múltiples corrientes filosóficas/laborales: Tenemos los NiNis, que no quieren hacer nada, la gente que tiene trabajos más artísticos, donde la creatividad y la humanidad juegan un papel vital, los coleccionistas de humo… en fin, antes de meterme en sitios que desconozco, me centraré en lo que sí conozco. En muchos puestos técnicos, se siguen una serie de pautas que permiten obtener certificaciones de estándares de calidad, como por ejemplo las ITIL. Son las «mejores prácticas» para que todo funcione según debe, en este caso, en un sistema de soporte informático/tecnológico. Para ello debe anotarse todo lo que se hace, y hacer enormes gráficas y estadísticas con todo ello. Y por supuesto, se espera el mismo comportamiento de todos los peones…
A veces pienso que este tipo de procedimientos, acabarían convirtiéndonos en robots.
Robots con sueños, eso sí.
Y como buen robot soñador, sigo pensando que si todos aportamos a la sociedad aquello que nos hace únicos, fortalecemos al conjunto, en lugar de secarlo convirtiéndolo en un campo de seres idénticos y grises.
[spotify:track:568nXF19QXYPZnQ6XSkuSH]
Se busca estandarizar todo, creando procedimientos para realizar cada tarea, de modo que sean medibles, cuantificables y permitan hacer seguimiento de su impacto o influencia en la productividad y beneficios. Un asco, vamos… Porque no somos máquinas, somos individualidades, y pretenden robotizarnos.
Yo me rebelo.
Amén! ^_^
Aquí tengo el corazón dividido: como auditora es increíble todo lo que aprendo en cada auditoría al observar el trabajo de otros profesionales y quiero pensar que mis auditorías les ayudan a crecer ( a lo mejor es una visión muy romántica de la calidad). Como profesora muchas veces siento la necesidad de tener más horas para «acompañar» a mis chicos adolescentes y no dedicar tanto tiempo al papeleo…. Fortalezcamos el conjunto!!
Uy!! qué miedito da lo que cuentas!!!
Pues seremos Robots, pero como bien dices, robots con sueños… que siempre será mejor que un robots sin más…
Un abrazo fuerte con todos mis circuitos!!