A las puertas de Mordor
– ¿Cómo se sabe que un amor es real? – me preguntaste, y me hiciste reír de nuevo. – ¿Porqué te ríes? – añadiste, y cuando dejé de sonreír, hice un gesto con los hombros, para ver cómo respondías. No tardaste en poner cara de enfadada.
Seguí jugando y añadí reflexivo:
– ¿Cómo podemos saber que nada de esto es real?
– ¿Esto? Quieres decir… ¿El mundo? Pues claro que es real… ¿Quieres que te de una patada para que lo compruebes? – dijiste mosqueada y al contraataque.
– ¿Y si somos el sueño de un ente superior? ¿Y si vivimos en un mundo lleno de otras criaturas increíbles pero no podemos verlas por los límites de nuestros sentidos? – dije, haciéndome el interesante
– ¿Si hubiera una criatura delante de mi no podría pasar por encima de ella? ¡No digas tonterías! – replicaste, creyendo que no podías tener más razón.
– ¿Acaso cuando se moja un jersey no comparte su espacio con el agua? ¿Acaso no vivimos rodeados de aire? – te pregunté acompañando el interrogante con un gesto en mi cara.
Te tomaste tu tiempo para pensar. Luego, dijiste enérgica:
– ¡Déjate de estupideces! ¿Cómo sabes si quieres a alguien de verdad? ¿Cómo sabes si estás enamorado de una persona? – preguntaste, y mirándome con esos ojos azules tan bonitos supe que debía dejar mis vaciles y hablar un poquito en serio.
– ¿Has visto el Señor de los Anillos? ¿O leído el libro? – contesté
– Sigues con tonterías… – dijiste con gesto molesto
– No, en serio ¿Has visto la película? – repliqué
– ¡Claro que sí! ¡He visto las cuatro! – dijiste
– mmmmm son tres – dije en voz baja
– ¡Que sí! ¡Qué las vi! – dijiste, entre enfadada y apaciguadora de ánimos
– ¿Recuerdas la escena en la que suben hacia donde está la araña? Es cuando salen los ejércitos para atacar las ciudades de los hombres, y luego resbalan y casi les pillan… – te expliqué
– Si, recuerdo la escena, cuando van con Golum y se esconden bajo la capa élfica…
– Esa, si. Pues para mi sabes que es amor de verdad si te pones en esa situación y te crees capaz de cruzar esa ciénaga oscura repleta de alimañas y orcos para rescatar a quien tu quieres, sin importar ni peligros ni consecuencias, con la razón justa para hacerlo disfrazado, y la espada como parte de ti, sin más opción que el rescate o la muerte. – dije
– ¡Ohhhh! ¡Qué tierno! Una descripción muy friki, pero muy dulce ¿Y tú sientes eso por mi?
Y en aquel momento supe cómo se sintió Frodo al caer en la trampa de las redes de Ellaraña…
Si que es una descripción muy friki del amor verdadero pero tu relato es muy bonito y con un final que me ha gustado mucho. Gracias como siempre por compartir tus relatos.