Dulces sueños

Ella hablaba en sueños. Recorría paisajes infinitos con la valentía del viento y se detenía como una gaviota en una playa dónde él la esperaba, ambos plegaban alas y se cogían de unas manos que se entrelazaban como si fueran de una misma persona. Uno de los muchos días que escondía la noche, ella llevaba consigo una caja gris, y le propuso a su amado guardar en ella todos los besos que habitaban en sus recuerdos, todos los que habían dado hasta entonces. Él sonrió entre dulces carcajadas y aceptó. Una vez extraídos, dejaron la caja al cuidado de un mar que ten despistado como siempre, la perdió. Tras el ritual, se miraban inocentes, nerviosos y vírgenes. Aprendieron, esta vez juntos, el baile de los labios y las lenguas, mientras cumplían el sueño dentro de un sueño de un cangrejo que siempre había querido ser director de orquesta, y con una batuta de paja convirtió los juncos en violines y consiguió que las aves de las dunas próximas hicieran los bajos que eran necesarios en su melodía, y un cangrejo improvisó un piano con conchas y corales.
La inocencia de los primeros besos se volvió un adicción con la que aderezar su amor. Muy a menudo, guardaban en una caja esos recuerdos con olor a labios, y los besos siguientes siempre eran primeros besos, y aquel Universo onírico celebraba con ellos cada uno de sus encuentros.
Ella soñaba y hablaba en sueños, sonreía con el corazón brillante y salado, revalorizaba sus silencios con caricias entre almas que siempre se encontraban en la misma playa, y construían recuerdos empezando aquella misma noche, cuando el sol se escondía entre las dunas.

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Gran disco el de este grupo imprescindible y vital, os lo recomiendo.