Victoria injusta, Eliminatoria muy merecida

Lo de ayer fue épico, apoteósico, increíble… y mientras a mi no me resultaba sencillo ver el partido en un bar lleno hasta la bandera, había una parte de mi que presentía que era una noche histórica y que hasta el último minuto nada estaría decidido, y así fué.

Un gol tempranero de Essien demostraba el curioso fluir del karma, cuando un jugador que había realizado un desastroso primer partido y cuya calidad técnica es escasa metía un golazo para el recuerdo, de perfecta ejecución con la pierna mala. El partido fue desde entonces una dura lucha, y los catalanes mejoraron su juego en el segundo tiempo aunque sin remate ni suerte, por lo menos de cara a la portería contraria, porque toda la suerte estaba en su área, donde no pitaron varios penalties y consiguieron despejar ocasiones muy claras que pudieron sentenciar el duelo.
Y en medio de esta batalla llegó ese genio del balón, Mr. Andrés Iniesta, con una humildad tan ilimitada como su calidad como futbolista, y cuando el partido preparaba su última exhalación, en el minuto 93, el Barça empataba el partido obteniendo el pase a la final…

Locura colectiva…
Cuando llegó este gol en el último momento todos en el bar nos volvimos locos, gritando como posesos y disfrutando ese momento tan increíble, tardando un poco en darnos cuenta de que aún quedaban 2 o 3 minutos de partido, en los que todo pudo cambiar por esa mano de Eto que Ballack, de lo peorcito que parió Alemania, protesto al árbitro de un modo impresentable:

El Chelsea mereció de sobra el partido de ayer, pero el Barça es justo finalista por el fútbol exhibido y la suficiencia con la que llegó a esta eliminatoria en la que ha sido incapaz de ganar ninguno de los dos partidos.
El Chelsea, como el Bayern o los equipos griegos, son equipos desagradables y aburridos, que hacen un fútbol feo y especulador, tramposo y poco elegante, y anoche el destino le hizo pagar su juego cayendo injustamente.

Y veremos una final Manchester United – FC Barcelona en Roma