Seamos más humanos
(y menos hijos de puta)
Ayer leí una noticia que me llamó la atención. El titular, en LaFlecha.net, rezaba así:
«Se suicida tras ser humillado en un concurso cazatalentos»
La noticia venía a contar la historia de Alexánder Maliutin, un músico ruso aficionado a intentar realizar proezas con los instrumentos y tocar varios a la vez y hacerlo en posiciones extrañas. Este hombre se apuntó a un programa llamado «Minuta Slavi» (minuto de gloria) de el canal principal de la televisión rusa, un concurso muy similar a «Factor X», tocando la «Marcha Turca» de Mozart de espaldas al piano. Por lo visto, a mitad de la pieza empezó a tocarla con los dedos de los pies, algo que ofendió al jurado que le dedicó todo tipo de improperios y comentarios despectivos. Para apuntalar la situación su hermana le envió días después una carta diciéndole que se avergonzaba de él.
El hombre entró en una depresión muy seria, se deshizo de los instrumentos que le habían acompañado toda su vida y terminó ahorcándose.
Tras toda una vida intentando llamar la atención, destacar en su pasión, batir algún record, aparecer en un libro… tras una vida dedicada a ver las cosas bajo otra perspectiva, no obtuvo el más mínimo respeto, fue ninguneado y se hizo burla de él… y aquella fatídica noche sus sueños se rompieron en pedazos, como las bombillas que comía otra concursante (y mientras un tercero tocaba la guitarra con los dientes).
Creo que a veces confundimos la diversión con la falta de respeto, que hacemos ídolos de jueces imbéciles en concursos estúpidos cuando quizás, deberíamos prestar algo de atención a la ilusión que algunas personas ponen en lo que hacen… ¿Qué hay de divertido en humillar a otras personas? Quitarles hasta la ilusión de vivir…
Hay algo que crece torcido en este mundo…
Qué asco de gente…
«Hay algo que crece torcido en este mundo…»
Me quedo con esa frase. Desgraciadamente hace falta este tipo de noticias para descubrir que hay fallos en la forma que tenemos de hacer las cosas.
En mi universidad es muy común este tipo de formas de ridiculizar a la gente… solo que no ataca directamente a la pasión de años y años de uno, sino a la «autoestima arquitectónica» como la llamo yo. Pero como nos estamos formando, aprendemos en un principio que «ainsss, que tonta soy, que he hecho esto» y lo que debiera ser algo constructivo lleno de comprensión, se ha transformado en el jurado ese tonto del «Operación Triunfo»…
Los «duros» son los que no lloran y soportan las ridiculizaciones…
Definitivamente hay algo que crece torcido en este mundo